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Aunque Venus sólo se veía como un punto negro que lentamente atravesaba el disco solar, el planeta le ganó al Sol en interés. No importó lo intenso de sus rayos ni qué tanto quemaran la piel; niños, jóvenes y adultos querían ver este fenómeno natural.
120 telescopios instalados en el estacionamiento del Estadio Universitario de la BUAP, mostraron esta vista a miles de personas que pacientemente esperaron el ajuste de la imagen en cada uno de los aparatos, antes de pasar a observar al Sol y a Venus alineados.
Mientras repartía los filtros necesarios para los telescopios, que fueron construidos en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) por estudiantes de secundaria y preparatoria de Puebla y Tlaxcala dentro del programa del Aula al Universo, el doctor Alberto Cordero Dávila, responsable del Taller de Óptica ayudaba a los jóvenes a ajustar el aparato para iniciar el avistamiento.
Los filtros, dijo el profesor investigador de la FCFM, fueron fabricados en la Facultad para evitar los riesgos que puede haber en un avistamiento diurno, éstos fueron “hechos de un material llamado mylar, un plástico que se usa para empaques; a pesar de ser delgado (20 micras de espesor) tiene capas de aluminio de ambos lados y permite reflejar los rayos ultravioleta, infrarrojo y el 80 por ciento de la luz visible, además de impedir el daño directo al cristalino por la observación directa al Sol”.
Los capacitadores recorrían la zona para verificar que los telescopios se utilizaran correctamente y se evitara la exposición directa al Sol. Fue un nuevo aprendizaje para los jóvenes quienes generalmente utilizan los aparatos para avistamientos nocturnos.
La creatividad, imaginación y los conocimientos se mostraron en este Día Astronómico. Estudiantes de la preparatoria Benito Juárez García decidieron adaptar una cámara fotográfica a uno de los lentes del telescopio para proyectar la imagen en una pequeña pantalla, lo que llamó la atención de una gran cantidad de asistentes que se arremolinaron en torno al equipo, que era monitoreado por Yolanda Zamora Corona, maestra de matemáticas.
Otros aprovecharon la nueva tecnología y mostraron a Venus y al Sol a través de una laptop, que fue conectada al lente, logrando que un mayor número de personas -sobre todo adultos mayores y niños-, pudieran presenciar el espectáculo.
La imaginación es poderosa y “cuando se desconocen los aspectos científicos a veces se espera más, señaló la señora Azucena García Maldonado, quien reconoció quería ver un gran planeta, sin embargo tuvo que reconocer la pequeñez que éste tiene frente al Sol.
“Nunca me imaginé que sería testigo de un espectáculo que se ve cada cien años o más”, señaló Erika Guajardo, originaria de Tampico, quien llegó acompañada de su familia a Ciudad Universitaria.
Durante algunas horas, los asistentes pudieron ver desde la Tierra, el tránsito de Venus frente al disco solar, efecto que sucede con el mismo patrón a una frecuencia de 243 años, con pares separados cada 8 y con una distancia en tiempo de más de 100 años, de tal forma que el próximo sucederá hasta el 2117.
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