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¿Y cuál fue la conclusión, tiene o no la vida un propósito? Esa fue la pregunta que la mayoría de los asistentes al primer debate de La Ciudad de las Ideas 2011 se plantearon al salir.
El planteamiento fue enfrentar en un ring de box con dos micrófonos colocados, uno e n cada extremo, a seis pensadores, tres contra tres, en tres rounds. Las rondas fueron alternadas de uno contra uno. Los dos primeros peleadores fueron Amir Aczel vs Robert Kurzban.
Los siguientes fueron el rabino David Wolpe vs David Livingstone, y los últimos Dinesh D´Souza vs Michael Shermer.
Fue mayor el número de personas que consideró mejores los argumentos de quienes pensaban que no hay un propósito en la vida, pero ante la pregunta ¿a quién le hizo cambiar de forma de pensar esto?, apenas unos cuantos levantaron la mano, por lo cual Andrés Roemer, curador del encuentro de las mentes más brillantes, sostuvo: “eso demuestra que la vida está diseñada para fortalecer nuestros prejuicios, algo que ya hemos visto en esta edición de La Ciudad de las Ideas”.
¿Y qué plantearon? Amir Aczel básicamente lo que le ha llevado a desarrollar un libro
Que trata acerca del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) y la máquina más grande jamás realizada, El Gran Colisionador de Hadrones, que intenta comprobar diversas teorías en física, incluyendo la de Higgs Boson, también conocida como “la partícula de Dios”, que básicamente le da masa a todo.
Para Robert Kurzban podemos entendernos mejor si imaginamos que nuestros cerebros son teléfonos inteligentes, los cuales no son exitosos porque tengan una increíble aplicación, sino porque puedes hacer muchas cosas a través de sus diversas aplicaciones especializadas. Nuestros cerebros también tienen muchas aplicaciones, diseñadas para permitirnos cumplir una gran variedad de diferentes tareas, como escoger la comida, hacer amigos, buscar una pareja… Estas “aplicaciones humanas” trabajan simultáneamente y están aisladas una con la otra, permitiendo que nuestra mente contenga contradicciones. Por lo tanto, la vida no tiene un propósito, sino que se trata de evolución constante.
Rabino del templo de Sinaí, David Wolpe cree en la existencia de un propósito debido a que, a pesar de la evolución, no podemos estar ni tres minutos sin el apoyo de otro. En su libro más reciente “Why Faith Matters” (¿Por qué importa la fe?) plantea una respuesta al ateísmo mediante un recuento de la batalla contra su enfermedad (fue operado de un tumor cerebral).
David Livingstone Smith, quien se enfrentó al rabino, es filósofo, pero no está interesado en hacer lo que la mayoría de los éstos hacen: él prefiere pensar acerca de las cosas que hacen la diferencia en la vida de los seres humanos. Su trabajo filosófico se enfoca en la calidad de vida; dice que la mejor manera para hacerlo es entendiéndonos nosotros mismos con la ayuda de la biología. Livingstone Smith no teme luchar contra temas difíciles; obtuvo la atención en los medios con la publicación de su primer libro acerca de la mentira, después con otro referente a la guerra y, el más reciente, abordando el tema de la deshumanización. En general, analiza los peores aspectos de la naturaleza humana, donde explica y expone sus facetas, y cómo poder trascenderlas. Para él, si el universo es físico, eso demuestra que carece de sentido.
La última contienda fue entre Dinesh D´Souza contra Michael Shermer y fue determinante:
Dinesh D'Souza es un popular autor y conferencista, quien se ha convertido en uno de los principales defensores del cristianismo. Es un exitoso debatiente y un ex-analista político para la administración del presidente Reagan. Una de sus más recientes publicaciones, What's So Great About Christianity, (Qué es tan maravilloso del cristianismo) es una respuesta a la reciente ola de libros ateos que critican el teísmo en general y el cristianismo en particular. También es autor de Life After Death: The Evidence (Vida después de la muerte: La evidencia), Illiberal Education (Educación illiberal), The End of Racism (El fin del racismo) y The Roots of Obama's Rage (Las raíces de la furia de Obama), entre otros bestsellers. Él preguntó: ¿Porqué existe el universo?, ¿Por qué estamos aquí?, ¿A dónde vamos?
Michael Shermer le contestó que nuestro cerebro es una máquina diseñada para creer. De toda la información que recibimos a través de los sentidos, nuestro cerebro encuentra patrones, a los cuales les otorga un significado. Finalmente, estos patrones se convertirán en creencias. Una vez que éstas se forman, el cerebro busca evidencia que las confirme, justificándolas y racionalizándolas. Después, estas ideas cambian e incluso se extinguen y por eso existe la creencia de que la vida tiene un propósito.
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