carne-con-clembuterolInvestigador de la Escuela de Biología de la BUAP recomienda medidas para erradicar  el uso en la engorda de ganado

Para Ricardo Caicedo Rivas, especialista en reproducción animal de la Escuela de Biología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, suministrar clembuterol al ganado bovino tiene su origen en un problema socioeconómico y cultural en el que intervienen introductores y ganaderos.

 

Desde su punto de vista, los segundos se ven obligados a engordar con esa sustancia a sus animales por dos razones fundamentales: porque el uso del químico permite al ganado conseguir mayor peso en corto tiempo y porque de esa forma se coloca a un mejor precio en el mercado de los introductores.

El experto precisó que mientras un animal con una dieta orgánica a base de pasto logra un peso de entre 400 y 600 kilogramos en un periodo de entre 8 y 12 meses, una res engordada con clembuterol pesaría de 800 a una tonelada en sólo 90 días.

“Realmente, esa es la ventaja para el productor, tener un animal con gran peso en poco tiempo. De lo contrario, tendría que enfrentarse a la escasez de pasto durante la época en que no llueve, además de que los productos alimenticios se han encarecido en los últimos meses. Al ganadero le conviene alimentar a sus reses con clembuterol, sin tomar en cuenta las repercusiones que tiene para el bienestar animal y para a la salud del ser humano”, advirtió. 

De ahí que Caicedo Rivas defina el uso del clembuterol en la engorda del ganado como un problema socioeconómico y cultural:

“Es un problema sociocultural: el ganadero tiene que engordar al animal con clembuterol, pues de lo contrario no se lo comprarían los introductores. Sólo de esa manera puede sacarlo más rápido, sin tener que invertir más recursos en una alimentación orgánica y natural, misma que representa mayor inversión para el productor”, abundó.

Y si bien, la norma oficial federal 064-2000 prohíbe la alimentación del ganado con clembuterol, así como la producción y comercialización de esta carne, el investigador aseguró que dichas prácticas “son comunes desde hace varios años no sólo en Puebla, sino en todo el país”.

Las repercusiones a la salud: Sobre las afectaciones a la salud humana a causa de la ingesta de carne con clembuterol, el especialista en neuroendocrinología de la reproducción, sostuvo que éstas no se presentan de forma inmediata sino a largo plazo y en función de las prácticas de consumo de cada persona.

“Ello se debe a que los niveles de clembuterol en un animal bajan y se degradan desde el momento del sacrificio hasta que la carne es finalmente cocinada en los hogares, por lo cual esta sustancia se va acumulando en el organismo poco a poco, de ahí que los efectos en la salud se noten a largo plazo”, puntualizó.

Entre las principales afectaciones a la salud humana, mismas que, insistió, dependen de la cantidad de carne que se consuma y del grado de contaminación de este alimento con dicha sustancia, se encuentran la obesidad visceral (crecimiento del aparato digestivo), insuficiencia pancreática, lo que puede derivar en diabetes, así como hipertensión o problemas tiroideos, e incluso puede afectar el funcionamiento del hígado.

Capacitación y mayor control: Con base en las investigaciones que el Laboratorio de Endocrinología y Fisiología de la Reproducción de la Escuela de Biología ha realizado en campo, hace falta mucho por hacer para erradicar el uso de esta sustancia en la engorda del ganado, así como para lograr un mayor control en el sector por parte de autoridades municipales, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca  y Alimentación (SAGARPA), así como de la Secretaría de Salud.  

Por ello, el investigador enlistó una serie de medidas que contribuirían a dichos objetivos: Profesionalizar a los recursos humanos que trabajan en este campo, dado el desconocimiento que existe para la identificación, así como la toma y manejo de muestras de carne con clembuterol, además de efectuar muestreos para la detección de esta sustancia en los rastros de forma permanente.

Establecer medidas de trazabilidad en los rastros para detectar el uso tanto de anabólicos como de betagonistas en la producción animal, lo que permitiría hallar el origen y la ruta que siguió el alimento contaminado desde su producción, sacrificio y comercialización. En la actualidad este tipo de medidas no son utilizadas, sostuvo el académico.

Caicedo Rivas propuso también la creación de un laboratorio universitario interdisciplinario encargado de la detección de aditivos alimenticios ilegales en la producción animal, además de concientizar al ganadero sobre los riesgos que el anabólico causa al propio animal y al ser humano como consumidor final, así como castigar a los introductores que propicien su uso.

Finalmente, se refirió a la necesidad de establecer programas de nutrición animal viables en cada una de las zonas zoogeográficas de México, como una forma de proveer a los productores de alternativas viables y sanas de producción de carne, sin el uso de este tipo de sustancias.