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La escritura indígena no siempre ha sido reconocida, a pesar de que a la llegada de los españoles a Mesoamérica ya se tenía registro de dicha actividad y a causa de su incomprensión, muchos documentos de este tipo fueron destruidos durante la conquista, los que se salvaron poseen un gran valor en el presente, comentó el maestro Manuel de Santiago Hernández, director de la biblioteca José María Lafragua de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
En la actualidad, un número considerable de estos códices se encuentran fuera de México debido a que los países dominantes los extrajeron del territorio nacional, "de no haber sido así, quizá éstos estarían hoy en casa de un particular, por lo que no sabríamos de su existencia", dijo.
En Puebla se han encontrado, entre otros, documentos como los mapas de Cuantinchan y específicamente en la biblioteca Lafragua de la BUAP se albergan dos: el de Yanhuitlán y el Texupan.
Los códices, originalmente hechos de piel de venado, papel de maguey o de amate, a los que después se incorporaron, entre otros, soportes de papel europeo, contienen variados temas como la ubicación de caminos, ríos y montañas, historias sobre sus batallas y conquistas, así como conocimientos astronómicos y religiosos.
No fue sino hasta el siglo XIX que a estos documentos pictográficos se les denomino códices, también llamados por algunas personas manuscritos indígenas, aunque el término es cuestionado por no corresponder a los códigos alfabéticos occidentales. Actualmente hay dos escuelas de "codiceros": la primera dedicada a la interpretación de imágenes sobre bases científicas y la segunda cuyos estudios son más descriptivos y menos interpretativos.
Aunque no existe un método específico para leerlos, ya que cada uno presenta una lectura diferente, "algunos están dispuestos, por ejemplo, en la escritura egipcia se presenta como si se trabajara un campo de siembra: cada línea de lectura es como un surco que al terminar continúa al siguiente nivel pero en sentido contrario; esto es muy interesante porque no todas las civilizaciones en el mundo accedieron a esta escritura y en consecuencia se crearon libros", finalizó De Santiago Hernández.
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