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Investigador de la UNAM explicó este proceso desde la estructura del sistema visual hasta el desarrollo de la escritura
Leer es transformar letras en sonidos, pronunciar las cosas correctamente y captar las ideas, pero su esencia es crear en la mente la idea más parecida posible a la que escribió el autor, expuso el doctor Víctor Manuel Solís Macías, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM.
El milagro secreto ¿qué hace nuestra mente cuando leemos?, fue el nombre de su ponencia que impartió en la Sala de Lectura de la Biblioteca Histórica “José María Lafragua” de la BUAP, donde explicó que la lectura comienza cuando los ojos hacen contacto con el texto.
Para ello detalló la estructura del sistema visual. Al hacer contacto letras o dibujos los ojos físicamente invierten las imágenes al pasar por el cristalino; aparte ambos globos oculares están en constante movimiento (aproximadamente 30 milisegundos dura su desplazamiento), pero estas acciones no distorsionan la información.
Las fijaciones duran entre 200 y 250 milisegundos. “Cuando leemos el ojo se desplaza entre siete y nueve caracteres, promedio de captación en una sola fijación”, dijo.
La luz para ser analizada y convertirse en impulsos, agregó, tiene que pasar por la córnea hasta llegar a los fotoreceptores que se encuentran en la retina: la última capa del ojo y a su vez se divide en cinco capas; en ésta se encuentran los conos y bastones.
“Los primeros son células que permiten percibir los colores y una visión detallada pero necesitan mucha energía para funcionar, en cambio cuando hay poca energía los bastones funcionan bien porque son más sensibles, pero son acromáticos”.
El director del Laboratorio de Cognición de la Facultad de Psicología de la UNAM, indicó que el ojo humano posee una visión de color, además “el hecho de que el hombre tenga situados dos ojos al frente, como muchos depredadores, le da una visión binocular (tridimensional) de 140 grados”.
Por otra parte al hacer hincapié sobre el lenguaje humano, el académico comentó que la información lingüística desencadena una serie de procesos abstractos y complejos.
Las propiedades de los lenguajes son: asignación simbólica arbitraria, propuesta por Ferdinand de Saussure quien explicó que “las cosas se llaman como se llaman porque así lo acordó una comunidad lingüística en determinado lugar y tiempo”. La segunda es dualidad de estructura, es decir, las letras no tienen significado por sí mismas, sino cuando se combinan entre sí.
Por último está la productividad lingüística, la suma de las dos anteriores que se plasma en estilos de escritura y música.
Posteriormente Solís Macías relató que la escritura se creó para representar al lenguaje y permitir la comunicación. Tuvo un desarrollo largo durante varios siglos, en un inicio las civilizaciones utilizaron signos que pasaron a ser pictogramas, ideogramas y después fonemas, conformando así un alfabeto completo de vocales y consonantes, donde el primero fue el griego, ésta es la última parte del “milagro”.
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