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La autoridad del cuerpo docente prácticamente ha desaparecido, señala académica de la BUAP
La indiferencia crece, en ninguna parte el fenómeno es tan visible como en la enseñanza donde en algunos años con la velocidad del rayo, el prestigio y la autoridad del cuerpo docente prácticamente ha desaparecido, señaló Jaqueline Juárez Díaz, académica de las preparatorias de la BUAP.
En su conferencia “Educar contra la indiferencia”, impartida a estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, indicó que “el discurso del maestro ha sido desacralizado y banalizado, situado en el mismo plano que en el de los mass media y la enseñanza se ha convertido en una máquina neutralizada por la apatía escolar, mezcla de atención dispersa y escepticismo lleno de desenvoltura ante el saber”.
Es decir, el discurso del docente no tiene sentido, “da lo mismo oírlo que ver la televisión”, cuando antes se le respetaba en el momento en que hablaba y los padres confiaban en él para reprender a sus hijos sino cumplían con la tarea.
Durante las conferencias Diálogos sobre sociología y antropología de la educación: algunos problemas contemporáneos, que realizó la licenciatura en Procesos Educativos, lamentó la desaparición de las materias humanistas en los diferentes niveles educativos, por ejemplo la filosofía, que sirve para formar ciudadanos, profesionistas y padres de familia conscientes.
Al citar los libros La era del vacío y La cultura mundo a una sociedad desorientada, argumentó que la educación se parece más a un desierto que a un cuartel -como antes se le consideraba-, puesto que en el segundo sólo se obedecen órdenes y existe una rigurosa disciplina, en cambio el desierto escolar es peor que ello, porque no existe un interés, los jóvenes vegetan sin grandes motivaciones ni intereses, contagiando incluso a los profesores.
Ante esta realidad abundó Juárez Díaz, “hay que innovar a cualquier precio, siempre con más liberalismo, participación, investigación pedagógica, pero cuando la escuela se dispone a escuchar a los alumnos ocurre la misma situación, una falta de interés”.
Se está ante un total estado de indiferencia, “por lo que se debe comenzar por encantarse a uno mismo, interesarse en lo que se hace dándole un carácter pasional, para así encontrar un sentido a la vida”. Por si fuera poco las escuelas buscan estándares de calidad y establecen diferentes mecanismos de titulación y enseñanza para poder contrarrestar este efecto, finalizó.
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