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Con el uso de la tecnología la arquitectura puede prevenir y mitigar desastres naturales en el hábitat construido, así como contribuir con el desarrollo adecuado de recursos económicos y energéticos, señaló el doctor Andrés Olivera Ranero, profesor del Departamento de Arquitectura y Director del Instituto Virtual de Desastres en la Universidad Central de las Villas en Cuba.
Al impartir su conferencia magistral La Arquitectura en las respuestas a los desastres: Tecnología y Sustentabilidad, en el inicio del Foro Latinoamericano “La Tecnología en la Arquitectura: Experiencias y Retos” que realiza la Facultad de Arquitectura de la BUAP, puntualizó que:
“La arquitectura post-desastre para que sea sustentable y evite la reproducción de riesgos en el hábitat, debe responder a los siguientes retos: ser expedita sin ser efímera, social sin ser rudimentaria, pero sobre todo, ser económica e innovadora”.
El académico aseveró que es importante comprender la relación entre tecnología y sustentabilidad, ya que ambos conceptos forman parte de la respuesta en la construcción de un hábitat.
Puso como ejemplo al huracán Kate que en 1985 afectó a la isla de Cuba donde destruyó muchas viviendas; para enfrentar el desastre que originó, se aplicaron dos estrategias tecnológicas:
“La primera fue relocalizar a las familias afectadas a 12 kilómetros del área de desastre, donde dos años más tarde se construyeron edificios en los que se utilizó prefabricación pesada de Grandes Paneles, con la intención de que en un futuro este sitio fuera habitado”.
La segunda estrategia “fue utilizar tecnologías modernas en la zona de desastre para la autoconstrucción de viviendas, utilizando materiales de la localidad y energías renovables, lo que permitió a los pobladores regresar a su comunidad natal”.
Al explicar el ciclo de reproducción del riesgo en la reconstrucción post-desastre, el doctor Olivera Ranero indicó que debe considerarse el protagonismo de la población, la activación económica local mediante la generación de empleos y la minimización del impacto ambiental local de los materiales que se empleen en la recuperación.
También intervienen la racionalidad energética de la vivienda, el uso de materiales y productos locales, la adaptabilidad de éstos en el contexto y el fomento de la mano de obra de la comunidad en cuestión, mencionó el investigador.
Por otra parte, la doctora Dora María Artiles López, organizadora del Foro Latinoamericano destacó que éste abre un debate acerca de la articulación entre tecnología y arquitectura, considerando las implicaciones medioambientales, económicas, socioculturales y psicosociales.
Por lo que se espera “lograr un intercambio de experiencias y la actualización de conocimientos en torno a la arquitectura y el uso de la tecnología, la investigaciones sobre el problema del hábitat y su repercusión social, así como los problemas que enfrentan los profesionales de la arquitectura”, enfatizó.
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