maizDesde hace tres o cuatro sexenios en México, se ha desarrollado una ambigüedad política respecto al campo, que por un lado maneja el interés por la conservación del maíz criollo, y por otro, se da cabida a empresas trasnacionales para que regulen la red agroalimentaria, lo que ha despertado una gran discusión sobre los transgénicos y las siembras experimentales, afirmó la doctora Elena Lazos Chavero, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

En el inicio del Octavo congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales, “Campesinos y Procesos Rurales: Diversidad, Disputas y Alternativas”, que se realiza en la BUAP, la investigadora señaló que dicha ambigüedad “corresponde al contexto nacional en el que vivimos actualmente, tanto en los avances de la democratización, como en la criminalización de los movimientos rurales o urbanos”.

“Esto hace difícil que haya acciones colectivas para la defensa del campo mexicano posteriores al ajuste de la política neoliberal, a partir de la cual hay una acelerada pérdida de granos básicos, desnutrición, conflictos socioambientales y descapitalización de las inversiones del campo; aspectos que por sí solos pululan en nuestro campo y que además están atravesados por la violencia y el narcotráfico”.

Durante la conferencia “Resistencias y luchas: controversias y vulnerabilidades en torno a la agrobiodiversidad en México”, la doctora Lazos Chavero sostuvo que el campo ha sido continuamente traicionado, ya que se han manejado acuerdos en política alimentaria bajo los conceptos de seguridad o soberanía, que no se concretan o no se respetan,

“Tomemos en cuenta lo que sucedió con el tortillazo del 2007, cuando el presidente Felipe Calderón tuvo un pacto con muy pocas asociaciones de productores, evidenciando una clara relación entre el gobierno y las empresas trasnacionales y oligopólicas, donde los campesinos quedaron fuera de las negociaciones”.

Desde ese entonces, subrayó, se ha incrementado en un 42 por ciento el costo de la canasta básica alimentaria.

Por otra parte, afirmó que en el campo mexicano existe una vulnerabilidad ecológica-ambiental con altas tasas de deforestación debido a la ganadería, erosión de suelos, contaminación de agua, y pérdida de biodiversidad.

“También está la vulnerabilidad social, pues la mayoría de comunidades rurales presentan conflictos de linderos, ya sea por acaparamiento o arrebato de propiedades, venta de tierra ejidal y contratos a grandes empresas”.

La conferencia de la doctora Lazos Chavero, se basó en una investigación que realizó entre 2004 y 2006 en los estados de Oaxaca y Sinaloa, para analizar  las controversias y luchas que había por mantener la agrobiodiversidad en el campo.