antivalores-caricaturasEn el fondo del inocente mundo de las caricaturas, se transmiten antivalores como problemas alimenticios, trastornos de la conducta, preferencias sexuales alternas, entre otros aspectos, que no se trabajan correctamente, aseveró el doctor Erick Gómez Tagle López, Profesor Investigador del área de Criminología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP.

 

Señaló que es fundamental hacer una reflexión de las caricaturas desde un enfoque psicológico y criminológico, para conocer a fondo el mensaje presentan los dibujos animados a la niñez, y advirtió que “divulgar información de temas delicados de manera in consciente hacia la niñez, sin la supervisión de los padres, es un riesgo”.

El Doctor en Ciencias Penales impartió su conferencia El inocente mundo de las caricaturas, ante estudiantes, académicos y padres de familia en el auditorio  José María Morelos y Pavón de la FDCS, quienes coincidieron con el ponente en el sentido de que la violencia que se ve en la mayoría de las caricaturas, explica de cierta forma el ambiente de crimen que se vive hoy en día en las calles y el hogar.

Al analizar el comportamiento de los diferentes personajes que los menores ven en la televisión o en películas, Gómez Tagle López explicó que algunos son modelos a imitar como Barbie, que se presenta como un ícono de la belleza y el cual ha sufrido transformaciones con el paso de los años, por los cambios en los estereotipos de la perfección.

Otros, indicó, expresan acoso y hostigamiento sexual como Pucca, caricatura que tiene muchos seguidores y seguidoras; otra es Stewie Griffin, un personaje que  con tan sólo un año, quiere acabar con su madre y dominar al mundo, lo que muestra un claro ejemplo de comportamiento precoz.

Una muestra de metrosexualidad es el  Pitufo Vanidoso, quien centra su personalidad en la belleza;  y uno de los clásicos que rompe con los estereotipos tradicionales es la familia de Los Simpson.

El académico manifestó que las caricaturas también se centran en los adultos, transmitiendo contenido erótico, lo que se puede observar con la llegada de Jessica Rabbit a la pantalla.

En algunas caricaturas se observan diversas orientaciones sexuales: travestismo, homosexualidad, lesbianismo y transexualidad, aspectos que unos toman de manera más natural, pero otros son gravemente criticados, situaciones  que son difíciles de explicar a los niños.

Advirtió que “la mayoría de los dibujos animados traen a la mente recuerdos, momentos y personajes gratos, pero debe repensarse el tipo de valores que trasmiten, porque estos comportamientos son el modelo que los infantes tomarán en cuenta durante su desarrollo”.

“La etapa de la niñez es de inocencia y realmente lo que se hace es adelantar temas de manera incorrecta y sin ninguna censura”. Por ello, consideró, debe de analizarse el mensaje que dan las caricaturas y repensar el tipo de educación que ofrecen.

“La televisión debe convertirse en un medio de comunicación que genere valores educativos, debido a que los infantes pasan mucho tiempo frente a ella”, finalizó Gómez Tagle López.