En el Laboratorio de Parasitología y Vectores de la Escuela de Biología BUAP, se analizan la Fasciolosis hepática, dengue y enfermedad de Chagas.

Se investiga el comportamiento y reproducción de los insectos transmisores para controlar población. 

Cada año millones de personas en todo el mundo enferman de dengue, malaria, Fasciolosis hepática, enfermedad de Chagas y muchos otros padecimientos relacionados directa o indirectamente con la presencia de parásitos, insectos y roedores que viven en el entorno, los cuales son estudiados en el Laboratorio de Parasitología y Vectores de la Escuela de Biología de la BUAP.

En este recinto se intenta dar respuesta a la sociedad aquejada por dichas enfermedades a través del control biológico, ya que de esta manera, al no utilizar productos químicos, se procura el bienestar del ecosistema y de quienes lo habitan. 

El Laboratorio que lleva operando 10 años y que anteriormente era conocido como el de Zoología de Invertebrados, se encuentra a cargo del doctor Lino Zumaquero Ríos, quien explicó que los vectores, organismos biológicos responsables de transmitir algunas enfermedades, se estudian en este espacio de investigación.

“Estudiamos cepas de diversos ejemplares de artrópodos con el fin de disminuir un brote epidémico o la incidencia de cierta enfermedad en algunas regiones del estado e incluso del país, mediante el control biológico”, indicó.

Entre escorpiones, caracoles y ratas: Entre frascos, peceras, contenedores y cajones especiales, se observan diversas especies de  peces, caracoles, mosquitos, chinches y alacranes, que forman parte de las cepas que son estudiadas por investigadores y alumnos en lo que se refiere a su comportamiento, reproducción, hábitos, alimentación, forma de transmisión de enfermedades y control de la población

Algunas investigaciones que se realizan en este Laboratorio están relacionadas con el escorpionismo en las zonas más áridas del país, donde se ha convertido en un serio problema.

“Estamos trabajando en la elaboración de un producto que no erradique a estos animales, sino más bien en hacer más pequeña su población y así reducir la probabilidad de una picadura mortal sobre todo en la población más vulnerable, es decir, niños menores de cinco años y adultos mayores”.

Este proyecto, que se desarrolla en conjunto con la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Durango, consiste en buscar  agentes biológicos como hongos o bacterias, procedentes de los sitios donde se encuentran los alacranes y elaborar con ello unas cápsulas que los contengan.

“Cuando estas capsulas se abren y liberan sus esporas éstas se depositan en el lomo del alacrán (en particular de la hembra), matando así a sus crías; el  avance que tenemos en estos estudios muestra una efectividad en el  control biológico de estos insectos, lo que nos llena de motivación”, mencionó el investigador.

Otro de los estudios que se llevan a cabo en este laboratorio, es sobre malacología y se realiza con caracoles que transmiten Fasciola hepática, un parásito que vive en el hígado de vacas, chivos y el hombre, el cual provoca desde intoxicación, prurito, fiebre y vómito, hasta hepatitis, secreción de saliva y reacciones cutáneas severas, así como súbita pérdida de peso, entre otras reacciones.

“En el mundo hay entre 2 y 17 millones de personas infectadas, por eso se tienen que seguir haciendo estudios, ya que el rango es demasiado grande y en México lamentablemente no se practican técnicas de detección de estas enfermedades, razón por la cual se desconoce su incidencia”, advirtió el Doctor Lino Zumaquero.

Un estudio más es sobre la Trichiinela spiralis, “un parásito que se transmite al hombre a través del consumo de carne de ganado infectada o mal cocida, o bien por tener aves de traspatio”, comentó Jazmín García Juárez, estudiante de la Facultad de Ciencias Químicas, quien es asesorada por el Doctor Jorge Sarracent,  del Instituto de Medicina Tropical de la Habana, Cuba.

Explicó que en la mayoría de los casos, el primer transmisor de esta enfermedad es la rata. Para conocer más sobre el parásito, “las infectamos con  Trichiinela spiralis, y al término de 10 semanas las sacrificamos para tomar muestras de su diafragma, los cuales estamos analizando para establecer la relación entre el peso de los músculos y la cantidad de larvas que contienen”.

“Una vez que se compruebe la presencia del parásito, se teñirán los diafragmas para ver qué estructura tiene la “Triquinela” y a partir de ahí realizar más estudios para encontrar la forma de controlar la infección”, informó la joven quien resaltó la ventaja de practicar e investigar en el Laboratorio.

Una de las preocupaciones que atañen a este espacio de investigación, señaló el Doctor Zumaquero Ríos, es el dengue, un padecimiento reemergente en Latinoamérica. “Sólo hay que recordar que en 2005 México ocupó el quinto lugar con 8 mil casos de dengue clásico y 900 de la variedad hemorrágica en promedio y hoy ocupa el tercer lugar en  Latinoamérica”.

Ésta es una enfermedad endémica en el 50 por ciento del territorio poblano y hasta el momento no existen más que terapias para reducir sus efectos virales. “Algunas personas consideran que en relación costo-beneficio la solución está en los productos químicos, sin embargo “si utilizamos el control biológico podríamos reducir el número de casos de dengue y al mismo tiempo conservar la ecología de la región”.

Práctica con equipo sofisticado: Ubicado en el tercer piso de la  Escuela de Biología en Ciudad Universitaria, en este laboratorio se puede encontrar desde el equipo más común -como microscopios y matraces-, hasta lo más sofisticado como el equipo de detección para la prueba ELISA.

El Laboratorio de Parasitología y Vectores, maneja tres líneas de investigación: control de vectores, diagnóstico parasitario y estudio de moluscos o vectores intermediarios, de éstas se derivan proyectos de investigación donde la teoría se combina con la práctica y el resultado generalmente se plasma en los trabajos de tesis. 

“Hasta el momento, el trabajo que se hace en este espacio académico ha permitido que se titulen 20 alumnos de licenciatura y tres de maestría, además de que se han integrado estudiantes de doctorado, no sólo del área de Biología, sino también de Medicina y Ciencias Químicas, entre otros”, lo que permite realizar estudios interdisciplinarios y una mejor preparación de los futuros profesionales, explicó el Doctor Zumaquero Rios.

Investigación y educación continua en el Laboratorio:  “Con estas investigaciones estamos haciendo crecer a la Escuela de Biología bajo un concepto diferente, integrador y de vinculación para resolver los problemas que aquejan a la sociedad y en este caso, con la disminución de enfermedades”.

Además de los estudios antes mencionados, en el Laboratorio de Parasitología y Vectores se desarrollan cursos de capacitación y actualización en sus tres líneas de investigación, lo que permite la preparación permanente de quienes están involucrados en esta área.

Por ello Zumaquero Ríos concluyó: “Llevamos años de trabajo y  demostrando en congresos y eventos nacionales e internacionales la importancia de la investigación que se desarrolla en el Laboratorio de Parasitología y Vectores, que busca tener impacto en la solución a los problemas sobre todo de salud que aquejan  a la sociedad”.

PERFIL DEL INVESTIGADOR

Doctor José Lino Zumaquero Ríos

* Doctor en Ciencias Ambientales por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
*Ha publicado tres libros, 12 capítulos de libros y más de 15 artículos en revistas indexadas.
*Recientemente nombrado Doctor Honoris Causa en la Universidad Particular de Chiclayo, Perú.
*Profesor e investigador titular de la Escuela de Biología de la BUAP.
*Actualmente  es coordinador del Laboratorio de Parasitología y Vectores de dicha unidad académica.