El lenguaje, dentro de la vida típica del hombre, desempeña no solamente la función de denominación, es decir, la cantidad de palabras para hacer referencia a los objetos que le rodean, sino que su desarrollo hace énfasis "en el momento en que el niño empieza a utilizarlo, el uso de oraciones cortas y largas, así como el dominio del mismo", mencionó el doctor Luis Quintanar Rojas, Profesor Investigador de la Facultad de Psicología de la BUAP.

Como los niños en un inicio no poseen un lenguaje, son los adultos quienes regulan su conducta por medio de la interacción, diciéndole qué debe hacer, cómo hacerlo y por qué. Posteriormente llega un momento en que el infante no necesita que le digan ni necesita anticipar sus acciones en voz alta, simplemente actúa.

Ese lenguaje, que principalmente estaba en el adulto, es asimilado por el niño; después empieza a cumplir con la función de regulación, primero de manera externa, después anticipando y finalmente de manera interna. "A partir de ese momento, el lenguaje interno es el que va a regular toda la actividad hasta su etapa adulta", agregó.

El Docente recalcó que en una comparación entre infantes de zonas urbanas y rurales en edad preescolar y escolar, "observamos que las excepciones varían sensiblemente, debido a que en las ciudades se utiliza una mayor cantidad de palabras cotidianamente, por el contrario en el campo éstas tiene una ejecución más pobre".

Lo anterior, debido a que en situaciones de poca o nula escolaridad, las preocupaciones fundamentales de los padres son su alimentación, deteriorando así la interacción con los niños, "como consecuencia los infantes no tienen un lenguaje desplegado, porque la comunicación ha sido evidentemente no verbal: con gestos, con sonidos o la conducta misma", explicó.

Quintanar Rojas abundó en que no basta con saber que el niño de zonas rurales carece de lenguaje, "sino ver de que manera puede compensarse para lograr que esos niños también tengan desarrollada la función reguladora pues es fundamental para la actividad escolar en cuanto a poder seguir instrucciones y realizar actividades".

Resaltó que tiene mucho que ver la interacción de los padres y los adultos en general con los menores; "la etapa preescolar es fundamental, ya que en ese periodo es cuando se debe concluir el desarrollo adecuado de la función de regulación", puntualizó.

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