CORRUPCIÓN

Reducir la corrupción implica un gran trabajo y altos costos sociales, económicos y morales, pero es posible, dijo el investigador  David Arellano Gault mientras que Víctor Manuel Vigeras Zanabria  explicó que en el 2010 los mexicanos gastamos 32 mil millones de pesos en “mordidas”, comentarios que surgieron durante la presentación  del libro ¿Podemos reducir la corrupción en México?, Límites y posibilidades de los instrumentos a nuestro alcance del Dr. David Arellano Gault, Doctor en Administración Pública por la Universidad de Colorado E.E.U.U., Profesor Investigador Nivel III del SNI y Director de la División de Administración Pública del Centro de Investigación y Docencia Económica, AC. (CIDE). El libro se presentó en las instalaciones de la IBERO Publa y el autor,  estuvo acompañado por los doctores Víctor Manuel Figueras Zanabria, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y de la Maestría en Políticas Públicas; y Víctor Manuel Reynoso Angulo, profesor investigador de la UDLAP.
Víctor Manuel Reynoso Angulo comentó que este libro representa una visión general y empírica sobre el problema de la corrupción en México. Destacó que los 5 instrumentos que plantea el autor (auditoria, sanciones, conflictos de interés, informantes y servicio civil) para deducir la corrupción son fundamentales, pues los implicados en este problema son certeramente quienes pagan los altos costos sociales, morales y económicos que implica la corrupción. “Todo tiene un costo y alguien tiene que pagarlo”, concluyó.
Por su parte Víctor Manuel Figueras Zanabria destacó que la relevancia de este documento radica en su estructuración para elaborar discusiones en términos concretos, nos pide que cambiemos la visión. Actualmente México se encuentra en el último tercio de 176 países más pobres, pero ocupa el lugar 12 a nivel mundial en economía. Qué nos hace tener una economía pujante pero un actitud como un país de los más podres del mundo. Tan sólo en el 2010 los mexicanos gastamos 32 mil millones de pesos en “mordidas”, 7 de cada 10 empresas en México han sufrido algún fraude y solamente 8 gobernadores de los 32 han puesto a la vista su declaración patrimonial
Figueras Zanabria argumentó que lo preocupante es estudiar cómo en la sociedad mexicana se ha fortalecido la idea de “El que no tranza, no avanza”. Si verdaderamente queremos combatir la corrupción lo primero que debemos tener es una buena identificación del problema qué es, cómo está formada y cuáles son las partes de la corrupción. Tenemos los rifles pero no estamos apuntando a los blancos correctos. Argumentó que un ejemplo de ellos son las auditorias, estas significan revisiones no sistemáticas para detectar desviaciones, pero eso es solo un paso, cuando una desviación se convierte en un acto corrupto, la propuesta es que haya seguimiento y por consiguiente castigo, eso nos lleva al conflicto de intereses sobre la postura de acciones preventivas y punitivas para los corruptos, respecto a los informantes se debe destacar la cultura de la denuncia, pero no se puede denunciar si no se confía en el sistema, por último al tratar el tópico del servicio civil de carrera destacó que actualmente se ve como un sistema de contrataciones, pero que lo importante es que sirva para generar una cultura organizacional, ese es el reto más grande del sector público.
Durante su intervención, el autor de este texto, David Arellano Gault subrayó que no existe una bala de plata contra la corrupción, lo que tenemos son instrumentos que tienen costos y limitaciones pero que requieren de una constante vigilancia, para trabajar sobre la corrupción hay que ser pragmáticos. La corrupción es parte de la naturaleza humana, el 80% de las personas que están en la cárcel en el mundo por actos corruptos piensa y siente que no han cometido actos de esta índole, pero eso en el fondo obedece a que los seres humanos somos racionales y emocionales, lo que nos hace disimular o justificar esos actos.
Arellano Gault concluyó su participación diciendo que “si la corrupción es sistémica, entonces el problema que tenemos es que los instrumentos aislados no están dando resultados, en México existen miles de auditorías que no ayudan a reducir la corrupción, por el contrario ata las manos, por miedo al castigo, a quienes pretenden generar ideas innovadoras, el sistema es tan fuerte que aunque no quisiéramos fomentarla, caemos en ella”, puntualizó. La respuesta final a la gran incógnita en la disminución de la corrupción, es que sí se puede reducir pero que no será un proceso sencillo, ya que en el camino hay que cometer errores, corregirlos y asumir los costos que estos conllevan y en una naciente democracia como la nuestra eso no está permitido.
Finalmente, Miguel Reyes Hernández, Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Iberoamericana Puebla planteó el hecho de que hasta la fecha en nuestro país no se han elaborado estudios sistemáticos y precisos, como en este libro, que permitan conocer cuáles son nuestras posibilidades y limitaciones para poder disminuir la corrupción. De igual forma argumentó que este tipo de eventos son los que colocan a la Universidad Iberoamericana dentro del ranking de las 10 mejores universidades del país.