Hipólito Contreras

En los sistemas democráticos  son los ciudadanos quienes deciden mediante el voto quién los ha de gobernar, en los que no lo son,  los grupos fuertes son los que  toman las decisiones.

En México se dice que a partir de la elección del  2000 se acabó el dominio del grupo  o partido  hegemónico y que se inició  la era de la alternancia en el poder, la era del juego democrático en el que se deja a los ciudadanos tomar las decisiones.

Los hechos están demostrado lo contrario, los ciudadanos se están dando cuenta que  en el 2000 salió  un grupo hegemónico pero entró  otro que se propone hacer lo mismo que el anterior, permanecer en el poder  por un largo  periodo.

 

Si esto es así como se está evidenciando, de nada o de poco sirve la existencia  de un órgano electoral que se dice ciudadanizado para organizar y arbitrar los procesos electorales, si al final  tiene que reconocer y validar el triunfo del grupo en el poder.

Se preguntarán ¿ y el tema que tiene que ver con el mundo rural, motivo de estos comentarios? Mucho,  porque  ahí se sigue engañando y manipulando a millones de ciudadanos,  a los que hacen creer que su voto cuenta cuando hasta las conciencias les compran  y no  sólo a este sector, sino a todos, a los más de 40 millones de electores, o los que estén inscritos en el padrón electoral.

Veamos lo que puede suceder en la elección federal del  uno de  julio, aun cuando se habla de que  se dará un proceso democrático  en el que tres principales fuerzas se disputarán el poder.

Es un hecho que por el entorno político y  socioeconómico del país, las condiciones no están dadas para la continuidad del grupo en el poder, las condiciones están dadas para  su eliminación, para una  derrota electoral de la derecha. Si se si hiciera una encuesta real siete de cada diez ciudadanos responderían que es necesario y urgente  cambiar al grupo en el poder porque no ha dado  resultados

La encuesta se podría hacer a los pequeños y medianos empresarios, los trabajadores de la industria y del campo, las amas de  casa, las madres solteras, los migrantes,  estudiantes,  pequeños y medianos comerciantes, ambulantes,  discapacitados,  maestros, profesionistas, artesanos,  artistas, etc.  El resultado sería el mismo, sería   muy  difícil que aprobaran y validaran al grupo  gobernante con todo lo que ha acontecido en casi doce años de gobiernos identificados  con la  ultraderecha.

Resulta del todo ilógico que una  aplastante mayoría diga sí a la continuidad de un grupo que ha hecho retroceder al país, que lo ha hundido en la inseguridad, desempleo, dependencia alimentaria y pobreza en amplios sectores de  la población. Es ilógico  que se valide  y se premie a un grupo gobernante que ha ubicado al  país en los últimos lugares  en el concierto latinoamericano y mundial.

Por la vía  democrática es  imposible que el grupo  gobernante reciba la aprobación de la mayoría de ciudadanos que irán a las urnas el próximo uno de julio, sería como decirle, “me  has dañado mucho pero te perdono y quiero  que me sigas  gobernando”, esto es  absurdo, no puede ser, ni será.

Sin embargo, y como se dice, aunque  usted no lo crea, el grupo en el poder podría seguir en él ¿cómo? Con  todo el aparato del Estado, con toda a fuerza del Estado, con todos los recursos del Estado, con todo el poder del  Estado. Así,  el grupo en el poder podrá festejar el uno de julio por la noche “ su triunfo”, reconocido y avalado, por supuesto, por las autoridades electorales.

Claro, por supuesto, para el grupo en el poder le queda el riesgo de un levantamiento popular, pero a estas alturas, sabrá si esto es posible o no, si existen las condiciones y los líderes que conduzcan el movimiento, si  observa que no existe tal riesgo, repetirá la dosis de hace seis y doce años.

La candidata de la derecha podrá  no tener las cualidades y capacidad para  gobernar el país  (como tampoco las  tenía el señor de las  botas), podrá  no estar en el ánimo de los ciudadanos, ni en las preferencias electorales, sin embargo, podrá arrasar en la elección  con  todo el poder del Estado.

¿ Qué tendrá que hacer el Estado para hacerla ganar?, sencillo, meter todos los recursos necesarios y disponer del organismo electoral. Con eso será suficiente.

Si esto ocurre así ¿se quedarán muy tranquilos los candidatos del viejo partido y de la llamada izquierda? La moneda está en el aire.