- Jueves, 27 Enero 2011 05:02
Roma, - La FAO ha solicitado a los países que examinen con atención las implicaciones del alza de los precios alimentarios y que no tomen iniciativas sobre políticas que puedan parecer útiles a corto plazo, pero que tengan efectos perniciosos a largo plazo, o incluso agravar la situación.
El organismo de la ONU publicó hoy la Guide for Policy and Programmatic Actions at Country Leve l to Address High Food Prices, una guía actualizada para ayudar a los responsables de formulación de políticas en los países desarrollados a hacer frente a las consecuencias negativas del alza de precios alimentarios o aprovechar las oportunidades que ello representa.
"La experiencia de la crisis alimentaria de 2007-2008 demuestra que en algunos casos, las decisiones tomadas en forma apresurada por los países para mitigar el impacto de la crisis, en realidad han contribuido a -o incluso exacerbado- esta misma crisis y agravado su impacto sobre la seguridad alimentaria, aseguró Richard China, Director de la División de Apoyo a la Elaboración de Políticas y Programas de la FAO.
"Las restricciones a las exportaciones, por ejemplo, aplicadas por algunos países productores con excedentes alimentarios, agravaron la situación de los mercados mundiales de alimentos durante la crisis de 2007/2008. La FAO desaconseja firmemente este tipo de medidas, ya que a menudo provocan una mayor incertidumbre y disrupción de los mercados mundiales y empujan a alzas mayores de los precios a nivel global, al tiempo que hacen disminuir los precios a nivel doméstico, reduciendo así los incentivos para producir más alimentos".
El Índice de precios de los alimentos de la FAO, una referencia de los precios de los alimentos básicos a nivel internacional, alcanzó su nivel máximo en diciembre de 2010. "Con este nuevo vaivén de los precios, tan solo dos años después de la crisis de 2007/08, existe ahora una seria preocupación sobre las consecuencias para los mercados alimentarios en los países vulnerables", aseguró China.
Ganancias y pérdidas: Las directrices subrayan que los países de bajos ingresos y déficit de alimentos han sido golpeados con dureza por las subidas de los precios en los últimos años. Debido a este alza, muchos de estos países han tenido que pagar facturas más elevadas por la importación de alimentos. Casi todos los países africanos son importadores netos de cereales.
Las personas más afectadas por el alza de precios son los compradores netos de alimentos, como los residentes urbanos y los pequeños campesinos, pescadores, pastores y trabajadores agrícolas que no producen alimentos suficientes para cubrir sus necesidades. Los más pobres de entre ellos destinan más del 70-75 por ciento de sus ingresos en la compra de alimentos.
Los exportadores netos de alimentos deberían beneficiarse del alza de precios, y podrían experimentar una mejora de sus condiciones comerciales y mayores ingresos. Sin embargo, la experiencia de la crisis alimentaria de 2007-2008 mostró que diversas dificultades por parte del suministro limitaron que éste pudiera responder al alza de precios en la mayoría de los países en desarrollo.
NO HAY UNA SOLUCIÓN UNIFORME: La guía de la FAO hace hincapié en que no existe una solución "de talla única" que pueda aplicarse con las mismas posibilidades de éxito en todos los países. La combinación de acciones normativas y de programación tiene que adaptarse de forma específica a las condiciones locales y contar con el acuerdo de las partes implicadas en cada país.
En cualquier caso, "es necesario tomar precauciones para no adoptar medidas que puedan perjudicar el mercado actual", según el informe. "Se debe intentar lograr la cooperación total de los operadores del mercado para afrontar la situación. En los casos de los mercados no funcionan correctamente, o están ausentes, puede ser necesario tomar medidas extremas para puentear los mecanismos del mercado. En esta situación, se podría también intervenir para ayudar a aparecer a los operadores del sector privado", se añade.
A medio y largo plazo, tan sólo las inversiones en los sectores agrícolas de los países en desarrollo llevarán a un incremento de la productividad, a mercados saneados, mayor capacidad de resistencia a las fluctuaciones de los precios internaciones y una mejor seguridad alimentaria, aseguró China.
El informe es favorable a la producción comunitaria de semillas en las escuelas de campo para agricultores, organizaciones campesinas o cooperativas para mejorar el acceso tanto a las variedades tradicionales de semillas como a las variedades mejoradas a nivel comunitario. El documento urge a los países a aplicar el manejo integrado de plagas (MIP), basado en un conocimiento profundo de los agro-sistemas que permitirá a los campesinos reducir el uso de pesticidas, asi como tomar medidas para evitar las pérdidas post-cosecha y adoptar una agricultura de conservación mecánica de bajo coste.
La guía debate igualmente los instrumentos que pueden utilizarse para lograr la seguridad alimentaria de los pobres, como los programas de redes de seguridad basados en las transferencias de alimentos o dinero en metálico. Por ello menciona la importancia extrema de tener en cuenta las interacciones entre redes de seguridad e intervenciones de "desarrollo" para poder aprovechar las sinergias potenciales y evitar que cada uno de los diferentes tipos de intervenciones perjudique al otro.