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Julieta Hernández Jáuregui Galván/ A veces creemos que sabemos escuchar bien, hasta que se escucha a otros que interrumpen una conversación, para comentar alguna cosa sin importancia que podría haber sido comentada después. Se considera una falta de respeto, interrumpir y no poner atención a quien tiene el uso de la palabra.
No hay encanto que pueda compararse con el de la persona que sabe escuchar bien. Algunos cautivan a muchos, con su singular destreza para prestar plena atención a la persona en cuya compañía están.
El simple hecho de saber escuchar, logra que cualquier persona con la que se habla se sienta valiosa e importante, generándole la confianza y serenidad, que venía envuelta de inquietud y preocupación.
No saber escuchar, es una de las muchísimas razones por las cuales las relaciones humanas son mal interpretadas y conducidas a caminos de confusión. Cuando el escucha se encuentra distraído, le es difícil captar de qué se trata la charla, y se corre el riesgo de responder una cosa por otra, que no tenía ningún sentido.
Se puede dar el caso de que en alguna interrupción, exista algún comentario que distrae las ideas expuestas; el hecho es que al ser así, se crea una brecha por donde se fuga la idea original, y se esparce por el aire donde cualquier viento la deshace.
Alguna vez alguien hizo un comentario en el cual vale la pena pensar:
“Es fascinante observar a esa mujer, porque escucha con verdadera intensidad lo que su compañero le dice. Ella tiene los ojos fijos en él, se inclina hacia adelante, para darle tal retroalimentación verbal, suficiente para no interrumpirlo, sino sólo demostrarle que está oyéndolo y que sostiene la parte que le corresponde de la conversación. Es la clase de mujer que yo no notaría en la calle, pero aquí se ve atractiva porque muestra tanto interés”.
Si quieres mejorar la destreza para comunicarte, escúchate a ti mismo y medita con respecto a éstas preguntas:
¿Puedes decir que estás realmente escuchando?
¿Permites que la otra persona termine, sin interrumpirla?
¿Es más lo que tú hablas que lo que escuchas?
¿La otra persona no emite palabra alguna, demostrando poco interés?
¿Mientras estás hablando él o los otros no dejan de moverse?
¿Notas que sus ojos van de un lado a otro o te ven con una mirada ausente?
¿Estás pensando con actitud impaciente, en lo que vas a decir luego?
La mala comunicación es uno de los factores de mayor riesgo en toda relación, sobre todo en la relación de pareja. No saber escuchar da lugar a un diálogo inconcluso, de donde nada se desprende y se observa la indignación con los ademanes y las muecas de molestia, los reclamos y los gritos, las amenazas , dramas y chantajes, el pleito y la inconformidad.
EL PODER DE ESCUCHAR, es un don que no todos tienen, no dominan, no entienden, y no aceptan.
“Si existe el secreto del éxito, radica en la destreza para captar el punto de vista de la otra persona y de ver las cosas desde su ángulo, tanto como desde el ángulo propio”. (Henry Ford)
Y no sólo es saber escuchar, es saber comprender para después razonar y posteriormente si es necesario, tomar alguna decisión. Es la mejor forma de hacer relaciones duraderas y conservar amistades, afinar malos entendidos y distanciamientos innecesarios. Lograr un buen puesto laboral, merecer un mejor cargo, obtener mayores ingresos y muchísimas cosas más.
El Mundo Requiere… El Poder De Escuchar
Escuchar con atención cuidadosa, paciencia y deseo real de entender lo que la otra persona trata de decir.
Si quieres saber si posees el Poder de Escuchar haz el siguiente experimento:
1 Durante los próximos días, cada vez que hables con tu pareja, con familia, amigos o colegas, escucha lo que dicen con plena y exclusiva atención.
2 Esfuérzate por situarte en la perspectiva de ellos, en vez de oír a través de la tuya.
3 No diluyas su atención, pensando en lo que va a decir luego.
4 Permite que terminen completamente de expresar lo que tratan de decirte, antes de tomar la palabra.
5 Responde en forma breve y bien pensada. Haciendo aclaraciones o quizá comunicándoles en tu respuesta, la comprensión que lograste de lo que te dijeron, que escuchaste y entendiste.
6 Después de una semana de escuchar bien, examina y ve si tus relaciones han cambiado.
Escucha para entender el poder de la empatía. Cuando hablamos no aprendemos nada, aprendemos cuando escuchamos. Sentirse escuchado con atención es muy agradable, es halagador y fomenta buenas relaciones.
Si pudieras mirar lo que yo escucho, sentirías lo que yo siento.
Si pudieras comprender que dicen mis ojos cuando te hablo.
Si pudieras aceptar el sentido de mis palabras, seguramente nos amaríamos más.
El buen orador no es el que más palabras dice, es aquel que sabe despertar la atención, con las palabras que dice…
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