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Los pueblos indígenas no buscaron canonizar sus propios santos sino que incorporaron las imágenes que les fueron impuestas por la evangelización al entramado de su cosmovisión y lo hicieron al margen del control eclesiástico, afirmó el doctor en historia Félix Báez-Jorge, quien consideró su religiosidad sigue siendo una fuente importante de investigación.
Durante la conferencia “La Virgen de Guadalupe y los celos de San José. Las reelaboraciones hagiográficas en el estudio de la religiosidad popular indígena”, el investigador de la Universidad Veracruzana habló de cómo se transformó la hagiografía (vida de los santos) a la forma de ver el mundo de los pueblos indígenas.
Ante estudiantes y docentes reunidos en el Aula Virtual del Complejo Cultural Universitario de la BUAP, señaló que este proceso histórico debe entenderse desde una perspectiva diferente, ya que si durante la conquista los santos fueron asociados a los conquistadores y los colonialistas, terminaron confundiéndose con los imaginarios colectivos indígenas.
Esto significa que se fueron asignando a los santos católicos vínculos con las identidades sagradas autóctonas, lo que significó un cambio en las hagiografías locales, al margen de la iglesia católica, según revelan relatos de comunidades indígenas, donde se mezclan ancestros, deidades locales, héroes culturales y personajes del santoral católico, explicó el investigador del SNI nivel III.
Habló de la transculturación que en este sentido se tiene y cómo aquellos santos cuyas imágenes van acompañados de animales, como el caso de San Marcos o San Antonio, en algunas comunidades indígenas los consideran un santo nahual.
Báez-Jorge, quien tiene en su haber 17 libros y prepara otro más, explicó los distintos relatos que investigadores han encontrado en su trabajo de campo en comunidades indígenas: Un relato huichol habla de la búsqueda que San José y la Virgen de Guadalupe emprenden para hallar al Santo Cristo, quien le dio orden al mundo de los mexicanos y así ambos llegaron hasta las márgenes del mar donde había ranchos de gachupines, turcos y moros.
Ante la gran belleza de la Virgen algunos de ellos la violan, cuando llega San José piensa que le ha sido infiel y lleno de celos la repudia, ante ello el Sol le da un bello vestido y la eleva a su rango. San José al verla perdida le envía un ramo de flores que ella encuentra al barrer el patio de la Danza (lugar de ceremonias rituales huicholes) y las oculta entre sus ropas, quedando embarazada.
Este relato que presenta una fecundación mágica de la virgen de Guadalupe con las Flores de San José, revela la reelaboración que hubo de un mito huichol donde el padre Sol embaraza a la niña Maíz, regalándole flores que ella metió en su vientre, relación similar al nacimiento de Huitzilopochtli que fue concebido por Coatlicue cuando ella guardó en su seno, junto a su barriga, un ovillo de plumas mientras hacía penitencia barriendo, abundó el Doctor en Historia.
Otra hagiografía Tzeltal, narra que en sus orígenes Jesucristo era muy malo y odiaba los hombres porque destruían las cosas que él había creado, además de que generaban malos olores por la orina y excremento, por ello les mando un diluvio y creo muñecos que no tuvieran agujeros y los colocó en una cajita, hasta que Santo Tomás los destruyo, negándose a que se destruyeran los hombres y se convirtió en el guardián del maíz, el frijol, calabaza y otros productos, además de ser el dueño del Sol y controlar las lluvias, relato que tiene una posible asociación con las sucesivas creaciones de muñecos narradas en el Popol Vuh, comentó.
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