- Hipólito Contreras
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Hipólito Contreras
La pobreza la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua y de todas las regiones indígenas del país no es nueva, existe desde siempre, se le ha visto como algo normal, como si pobreza e indigenismo fueran de la mano, como si los grupos indígenas del país estuvieran predestinados a la pobreza.
Lo que ha sucedido es que la pobreza se ha complicado en los últimos once años, aunque fue a partir de los gobiernos neoliberales que inician en 1982 cuando la pobreza, producto de política de libre mercado, empezó a crecer hasta llegar a los extremos de hambre como ocurre en los grupos indígenas de la Tarahumara.
El modelo de libre mercado es, por supuesto, el causante de todo esto. El modelo ha generado todo: acumulamiento de riqueza en unos grupos, corrupción en todos los niveles de gobierno, contaminación en el medio ambiente por el uso indiscriminado de automotores, la tolerancia a industrias contaminantes para arrojar productos tóxicos y peligrosos a las fuentes de agua, leyes para pagar salarios de hambre a los trabajadores, flexibilización y reformas en la leyes para modificar los contratos de trabajo a favor de las empresas, manga ancha a los monopolios para que controlen el mercado, etc.
Si hoy la agricultura nacional se ve seriamente afectada por el cambio climático, lo que ha generado pérdidas totales en amplias zonas del país, se debe también a las políticas de libre mercado que ha dañado al medio ambiente con sus acciones contaminantes y toleradas por las leyes, por los congresos y cámaras.
No es que antes de los gobierno neoliberales no existiera pobreza, la había no sólo en la Tarahumara sino en todo el país, como por ejemplo en Chiapas en donde la situación de desigualdad llego a tal grado que se creó un grupo armado para exigir justicia, ningún gobierno ha sido lo suficientemente capaz como para garantizar equidad y justicia.
Sin embargo, los gobiernos del neoliberalismo complicaron las cosas, acumularon riqueza en grupos específicos y ampliaron la pobreza en todo el país con la serie de medidas que han aplicado como el control de los salarios de hambre, las alzas constante a los energéticos y servicios y la cascada de impuestos.
El libre mercado aparenta tener las bodegas llenas de alimentos caros, importados en su mayoría, sin embargo los grupos indígenas empiezan a enfrentar el hambre, como lo enfrentan pueblos africanos, y no son sólo grupos indígenas, son amplios sectores de la población los que enfrentan la situación.
El modelo enfrenta la emergencia con la caridad, ya envía alimentos a la Sierra Tarahumara, a esto se ha sumado la iglesia católica, la que llama hermanos a los indígenas de Chihuahua y hace un llamado a la solidaridad. Quieren resolver un problema estructural con caridad, el envío de alimentos no durará más de un mes, después creerán que el problema se ha resuelto y se olvidarán.
La realidad está ahí, no se puede ocultar, el modelo debe reconocer lo que ha creado, ha generado no solo pobreza en extremo sino hambre en muchos millones de mexicanos. No hay que supone lo que puede suceder, a toda acción sigue una reacción, la sociedad está viva y reacciona en forma natural a lo que sucede.
Todo es un proceso, un hecho conduce a otro, todo es una cadena de sucesos. De modo que cuando en una sociedad existe hambre en amplios sectores, lo que sigue es la toma violenta de los alimentos en donde se encuentren, si sistema generó pobreza y hambre como consecuencia también generará violencia para la toma de los mismos , la gente tiene que comer.
El sistema sabe perfectamente lo que ha creado, sabe muy bien de las consecuencias del hambre.
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