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Realizar estudios ambientales es también tarea de la Antropología social con el fin de preservar los recursos naturales, que con un programa de intervención puedan tener un uso sustentable en beneficio de las comunidades indígenas y campesinas, consideró el doctor Francisco Castro Pérez, investigador del Colegio de Tlaxcala, durante su conferencia “Matlalcueyetl / Xochitototla: dos ecosistemas sagrados en Tlaxcala”, en el Colegio de Antropología Social de la BUAP.
Lo anterior durante el Primer Coloquio de Estudios sobre el campo y las ruralidades en México, habló sobre las condiciones que presentan actualmente la Malinche y la laguna de Acuitlapilco, declarados parques nacionales protegidos.
La Malinche, de la que hay que recuperar su nombre original que es Matlalcueyetl, dijo, “es un volcán o volcana como le dicen algunos especialistas, que aseguran sólo está dormida y algún día manifestará su presencia, fue declarado por las autoridades federales Parque Nacional en 1938 y hasta la fecha no tiene un plan de manejo ambiental que proteja su biodiversidad”.
Al hablar de la importancia histórica y ambiental de esta zona que comparten en territorio los estados de Tlaxcala y Puebla, señaló que su destrucción es más por causa de los talamontes que actúan con impunidad, que de los habitantes de los municipios cercanos que no pueden recoger leña seca para sus tlecuiles y temazcales, sin que se les acuse de depredadores ambientales.
En el caso de la laguna de Acuitlapilco, que fue declarada también parque nacional en el año de 1939, su deterioro es cada vez más visible y su cuerpo de agua ocupa menos espacio, por una práctica que inició hace décadas en diversas partes del país de secar los humedales para establecer zonas habitacionales o de cultivo.
Se han poblado sus riveras y se ha convertido en depósito no sólo de aguas residuales domésticas, sino también industriales que arrojan dentro de sus desechos plomo, el cual afecta a la población acuícola y aves, además de la salud de las personas que pescan y consumen peces contaminados, advirtió el Doctor en Antropología,
Consideró que esta laguna, que tiene en tiempo de aguas 60 hectáreas y en la sequía 30, se puede manejar de forma sustentable a través de un programa donde intervenga el gobierno y los pueblos indígenas con el fin de proteger su biodiversidad y aprovecharla racionalmente.
Si las políticas tanto en la Matlalcueyetl como en la laguna de Acuitlapilco, después de 70 años no han dado resultados, advirtió el Antropólogo Ambientalista, es hora de repensar las políticas públicas que se están aplicando si se quiere mantener su hábitat. “Hay propuestas de generar modelos autogestivos que permitan rescatar la capacidad de organización de los pueblos y una identidad ligada a sus recursos naturales”.
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