- Hipólito Contreras
- Categoría: AGRARIAS
El tema de los productos genéticamente modificados o transgénicos, empezó a comentarse hace unos 15 años por lo menos, de entonces a la fecha no han sido autorizados oficialmente para que se produzcan o consuman. Sin embargo, como en México es más fácil violar leyes que respetarlas y, como en este modelo económico se permite todo, o se tolera todo, los productos transgénicos ya están en la mesa de todos los mexicanos.
Ya no es un secreto que en México se consuma maíz, jitomate y otras hortalizas y granos que provienen de semillas genéticamente modificadas, semillas de laboratorio.
México es un importador de alimentos, sobre todo de granos, para cubrir el déficit se tienen que importar decenas de millones de toneladas de granos, sobre todo de Estados Unidos, la mayor parte son productos genéticamente modificados, semillas, que, se afirma, tienen una alta resistencia a plagas y sequías.
El problema es que los granos de laboratorio salen del esquema tradicional, ya no son ni siquiera semillas mejoradas o híbridas que proceden de un cruzamiento de semillas, se trata de semillas con un tratamiento diferente y difícil de explicar para los que desconocemos el tema, se les introdujeron genes de otras especies para adquirir sus características, esto, por supuesto, altera las leyes naturales y con consecuencias desconocidas.
Los transgénicos son rechazados en muchos países por los posibles daños a la salud de la población y al medio ambiente. Investigadores de Francia en un estudio realizado dieron maíz transgénico a ratas durante determinado tiempo, el resultado es que desarrollaron cáncer.
Si muchos millones de mexicanos estamos consumiendo maíz transgénico se supone que estamos expuestos al mismo riesgo y, no sólo por el maíz sino por una serie de productos que consumimos como los lácteos y cárnicos.
En México no están autorizados los transgénicos para su siembra masiva, pero sí de parcelas experimentales, el problema está en que ya son muchas parcelas o hectáreas sembradas.
En un recorrido que hice por la zona agrícola de la junta auxiliar de Santa María Xonacatepec perteneciente al municipio de Puebla, los mismos productores mostraron parcelas sembradas de maíz transgénico, denunciaron que los presionan para que siembren esa semilla, pero ellos siguen firmes con las variedades criollas.
La delegación de SAGARPA debe informar lo que sucede en es zona o en otras en donde existen parcelas sembradas de maíz transgénico, que explique si está permitido sembrar o no esos productos.
Una característica de los transgénicos es que las semillas son estériles, esto obliga los productores a adquirir semilla fértil con las empresas transnacionales como es Monsanto, entre otras, lo que se convierte en una dependencia permanente.
El tema es complicado porque lo que está en juego no es sólo la dependencia de semilla, sino las posibles repercusiones en la salud de la población, no puede ser en nombre de la libertad económica y de los fuertes intereses de empresas transnacionales, se ponga serio riesgo la salud y la vida de millones de mexicanos.
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