producción La estacionalidad es un concepto que refiere a la concentración y producción de bienes agroalimentarios en diferentes épocas del año. Se trata de una de las variables más importantes para fijar el precio de los productos, pues toma en cuenta factores como la oferta y la demanda por temporadas, costos de producción, mano de obra y transportación, entre otros. Cada país (tanto por sus características físicas como económicas y culturales) tiene ciclos diversos de siembra y cosecha en su año agrícola, a veces más extenso que el "año calendario" que todos usamos. El año agrícola en México se extiende 18 meses y se compone de dos ciclos, otoño-invierno y primavera-verano. Esta condición es diferente en otras naciones: China, por ejemplo, contempla tres ciclos de siembra de arroz en un año y Argentina, potencia productora, sólo tiene uno.

A nivel mundial, existen organizaciones que analizan y trabajan por la seguridad alimentaria; el Sistema de Información de Mercados Agrícolas (AMIS por su siglas en inglés) está integrado por los países del G20 y nueve organismos internacionales, su función principal es dar seguimiento a la información de producción mundial de cuatro cultivos fundamentales: trigo, arroz, maíz y soya para prevenir y mitigar la volatilidad de los precios de los alimentos.

La semana pasada, en la segunda sesión anual, el AMIS presentó el Calendario Mundial de Siembras y Cosechas, documento que permite contrastar y comparar datos fundamentales de la estacionalidad y disponibilidad de alimentos a nivel global. La iniciativa de México (desarrollada por la SAGARPA) incluye datos de los países que integran el G20, los cuales aportan 64% de la producción mundial de arroz, 70% del trigo, 82% del maíz, y 95% de la soya disponible.

El calendario forma parte del esfuerzo global para agregar valor a la información estadística y geográfica como soporte objetivo en la toma de decisiones con la lógica de la estacionalidad sincronizada entre los países del G20. Homologar bajo un mismo formato los diversos ciclos productivos de siembra y cosecha permite saber cómo y por qué se fijan los precios, en dónde se produce un alimento que es requerido por otros países y culturas en el planeta.

Conocer la estacionalidad de los alimentos beneficia al fortalecimiento del diálogo y colaboración entre los principales países productores, a partir de este conocimiento se pueden desarrollar herramientas para analizar el mercado e incluso evitar la especulación