SALARIOSLos precios de los alimentos en nuestro país han subido alrededor del 100 por ciento en los últimos seis años, mientras que los salarios de los trabajadores, especialmente de las zonas urbanas, llegan a un promedio del 20 por ciento. Este no es un periodo largo, pero en el breve espacio de un sexenio la población del país entró en un rango de pobreza y pobreza extrema, señaló el integrante del Consejo Técnico Consultivo de la Confederación Nacional Campesina, Manuel Villa Issa.


El experto en economía agrícola consideró que las revisiones salariales anuales en general se ubican entre el 4 y 6 por ciento, lo cual solamente ha servido para compensar el índice de inflación reconocida oficialmente. “Esto explica la pobreza de los mexicanos”, resaltó.

El consejero de la CNC manifestó que la situación económica familiar se agrava si se toman en cuenta los descuentos por inflación real, porque entonces el resultado es cero crecimiento en los ingresos de los trabajadores mexicanos. En el campo la situación es aún más grave, porque si en las zonas urbanas el crecimiento en el ingreso es de cero, esto significa que la población trabajadora del medio rural está todavía peor.

“Simplemente lo que nos dice este breve análisis sobre el ingreso per cápita de la gente que trabaja, es que las familias mexicanas, como un gran agregado en el país, son más pobres ahora que hace seis años e incluso que hace doce años. Es inexplicable cómo llegamos a tales grados de pobreza”, afirmó y contó una anécdota:

“Es algo tan increíble, como ver una tortuga en la punta de un poste. Lo primero que nos preguntamos es ¿cómo llegó a ese sitio la tortuga?”.

Esto tiene implicaciones muy delicadas para un país como México que, por una serie de políticas equivocadas que se han venido practicando, de no dar la importancia social y económica a los productores del campo, se ha puesto en riesgo la soberanía y seguridad alimentaria del país.

No puede ser que los mexicanos estemos importando cerca del 50 por ciento de las necesidades de demanda de alimentos, de la comida de los mexicanos como país.

Lo que nos indica esta situación deficitaria, añadió, es que el costo de lo que estamos importando ha subido al doble, y el problema fundamental que se nos presenta, es cómo pagar esas importaciones, si el ingreso de los trabajadores mexicanos no crece al mismo ritmo que los precios.

En otro contexto pero en el mismo renglón de las importaciones de alimentos, diremos que México es el segundo importador de alimentos básicos, sólo superado por Japón. Esto en cuanto a maíz, frijol, trigo, arroz, oleaginosas, leche, carnes de las diferentes especies.

“Pero hay que aclarar que Japón es un país que tiene solamente 5 millones de hectáreas de cultivo, y nosotros tenemos 30 millones. El país ‘del sol naciente’ tiene 140 millones de habitantes y nosotros 110 millones. Esto nos indica que no hay manera de comparar una cosa con otra, comparar a México y a Japón, solamente porque el país de Oriente ocupa el primer lugar en cuanto a compra de alimentos en el extranjero. Habría que señalar que Japón paga esas importaciones con productos industriales, automóviles, computadoras, televisiones, tecnología, etc., y nosotros lo hacemos con petróleo.

En otras palabras, dijo el investigador Villa Issa, lo que pasa en México, simple y llanamente, es que “nos estamos comiendo el petróleo”. Sin embargo, la crisis alimentaria que vive México, es una situación que no se puede mantener por mucho más tiempo.

Tenemos, forzosamente, que reactivar la producción de alimentos en el campo. No podemos mantener al sector rural indefinidamente con paliativos, con programas asistencialistas, con altos subsidios sin resultados, cuando hay un potencial productivo y de mercado interno de grandes dimensiones. Los campesinos solamente piden que se reconozca su esfuerzo, su trabajo y se pague lo que le corresponde por sus productos.