ALIMENTOSHipólito Contreras/Opinión

Cuando un nación deja de producir todos los alimentos que necesita pierde soberanía alimentaria, se sujeta a los que decidan las naciones productoras, se somete a sus condiciones para que le vendan granos, carne, leche y toda clase se alimentos.

Eso es lo que está pasando en México en los últimos doce años. De manera global , en ese lapso la producción de alimentos ha descendido de manera preocupante. Han sido dos factores los que han incidido: el factor climático, el descenso de las inversiones del gobierno y sus políticas poco acertadas.

 

En este periodo de gobiernos panistas han crecido las importaciones de granos: maíz, trigo, sorgo, leguminosas, leche, arroz, cártamo, entre otros. Los gobiernos le han apostado más a las importaciones y han bajado las inversiones para desarrollar la producción nacional.

En este momento México no es autosuficiente en ningún grano, incluso en maíz se importan en promedio nueve millones de toneladas anuales, sobre todo maíz forrajero para alimentar a al ganado.

Los siniestros han contribuido a disminuir la producción nacional de granos, por ejemplo en maíz en el 2006 se produjeron 21 millones 893 mil toneladas, en el 2011 bajó a 17 millones 660 mil toneladas, Las expectativas en el presente año es que es que se llegue al mismo nivel del 2006, si es que no se presentan heladas o sequías atípicas.

Lo mismo sucede en los demás granos, las importaciones llegan hasta el 80 por ciento como es el caso del arroz, soya, cebada y otros.

El problema es que en las naciones productoras los efectos del cambio climático han llevado a bajar sus niveles de producción. En Estados Unidos, en el presente año, su producción de maíz pasará de 329 millones de toneladas a 273 toneladas, como consecuencia sus exportaciones bajaron en más de 40 millones de toneladas.

Todo esto en México está repercutiendo en un alza enorme en los precios de los alimentos. El gobierno por una parte no estimula la producción nacional y por otra no tiene un control en la comercialización y abasto de los alimentos, todo lo deja la libre oferta y demanda, el comercio vende a como quiere, no hay quien lo controle, por ejemplo, hoy el huevo se vende hasta en 40 pesos el kilo, la tortilla llega a los 15 pesos en algunos estados del país.

De los alimentos no se encarga el gobierno sino los grandes acaparadores, especuladores, monopolios o comercializadores. Son ellos los que deciden los precios, son ellos los que exprimen a por los menos 70 millones de mexicanos que ganan de uno cinco o seis salarios mínimos.

De acuerdo a los ingresos es el porcentaje que se destina para la compra de alimentos, los que ganan un salario, mínimo, 60 pesos en promedio, destinan 58.8 por ciento para comprar alimentos, los que reciben hasta 8 salarios destinan a alimentos el 25.9 por ciento.

Según datos de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en México ( CONEVAL) de los 112.6 millones de mexicanos, 21.8 millones son considerados no pobres ni vulnerables, representan el 19.3 por ciento, 6.5 millones son vulnerables por ingreso, el 5.8 por ciento, 32.3 millones son vulnerables por carencia social, el 28.7 por ciento, 40.3 millones son pobres moderados, el 35.8 por ciento, 11.7 millones están en pobreza extrema, el 10.4 por ciento.

Como se observa, sólo el 19.3 por ciento de la población del país vive bien, con buenos ingresos, el 80.7 por ciento enfrenta carencia en diferentes niveles de acuerdo a sus ingresos.

Es ese 80 por ciento de la población nacional la que siente los efectos de los elevados precios de los alimentos, al grano de que en los grupos con menos ingresos ya no les alcanza para comprar los alimentos que requieren, ellos rayan en el hambre. Sí, en el hambre en un país en donde los ministros ganan hasta 500 mil pesos mensuales, diputados y gobernadores hasta 300 mil pesos mensuales, funcionarios municipales que cobran hasta 150 mil pesos al mes.

El problema es grave por muchas cosas. Nuestro país con todos sus recursos de que dispone, con todas sus bellezas naturales, tiene una sociedad y un gobierno complejo, es un desorden general, pareciera que no hay gobierno y que son los fuertes los que toman las decisiones, en el mercado de los alimentos las cosas son claras, son los dominantes los que acaparan y deciden.

La SAGARPA, la Secretaría de Economía, el Congreso, todo el gobierno, nada o poco hacen, permiten que los grupos fuertes tomen el control.

Vamos a ver el siguiente gobierno lo que hace, las medidas que tome. Vamos a ver el proyecto que tiene para el campo, es urgente reactivarlo, es urgente que el Estado controle los alimentos, controle precios, y atienda la alimentación la mayoría de la población.