Durante 2011 en el país se produjeron diez mil 743 millones de litros de leche de vaca que representaron más de la mitad del volumen de la producción pecuaria nacional (54.9%) y que, si se distribuyeran de manera equitativa entre toda la población, corresponderían a 96 litros por habitante.

A nivel mundial, nuestro país es el décimo sexto productor de este bien, indican estadísticas del sector agroalimentario y pesquero de la SAGARPA.

En la última década, Quintana Roo fue la entidad que más aumentó su volumen de producción (10%), seguida de Campeche (6.2%) y Coahuila (3.6%). Jalisco y Coahuila son, por mucho, los principales abastecedores de leche de bovino en el país: durante 2011, generaron tres de cada diez litros de leche nacional: Jalisco aportó dos de cada diez (mil 995 millones) y Coahuila uno de cada diez (mil 275 millones).

Estas dos entidades, en conjunto con Durango, Chihuahua, Guanajuato, Veracruz y el Estado de México produjeron 67% de la leche obtenida.

Los principales derivados del lácteo son el yogurt en diversas formas (dos de cada tres litros de leche se usan para ese fin) y queso, para cuya producción se usa uno de cada cuatro litros de leche generada en México.

En materia de comercio exterior, durante 2011, se exportaron siete millones 279 mil litros de leche fluida y cinco millones 500 mil toneladas de leche en polvo, con valor de diez y 23 millones de dólares, respectivamente, es decir, la leche en polvo es un producto más rentable, pues captó más del doble de los ingresos.

De hecho, las divisas generadas por los derivados industrializados del lácteo crecieron 154% en lo que va del sexenio, al pasar de 14 a 36 millones de dólares, un promedio anual de crecimiento de 20.5 por ciento.

A pesar de no figurar entre los principales exportadores de leche de bovino y sus derivados, la producción mexicana tiene el potencial para introducirse con éxito en mercados extranjeros con más de 23 mil 500 trabajadores en la industria lechera y una producción en constante aumento.