FAO2PARA 2050 LA POBLACIÓN CONSUMIRÁ DOS TERCERAS PARTES MÁS DE PROTEÍNAS ANIMALES QUE HOY

La producción intensiva tiene la clave para alimentar a las ciudades en crecimiento, pero es indispensable mejorar el uso de los recursos naturales y el desempeño ecológico

Roma. - Para el año 2050 una población mundial más numerosa consumirá dos terceras partes más de proteínas animales que hoy, con más presión sobre los recursos naturales del planeta, indica un informe de la FAO  publicado hoy.

 

El crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos están atizando una tendencia actual hacia un consumo mayor per cápita de proteína animal en los países en desarrollo, expone el informe World Livestock 2011: Livestock in food security<http://www.fao.org/docrep/014/i2373e/i2373e00.htm> (Ganadería mundial 2011: el ganado en la seguridad alimentaria). Se prevé un aumento del consumo de carne de casi el 73% para el año 2050; el consumo de productos lácteos crecerá un 58% respecto a los niveles actuales.

Gran parte de la futura demanda de la producción pecuaria -especialmente en las ciudades en acelerada expansión de todo el mundo, donde se está produciendo la mayor parte del crecimiento demográfico- se satisfará a través de operaciones en gran escala de cría intensiva de animales, puntualiza el informe. Y añade que, en las condiciones actuales, no hay alternativas técnicas ni económicas viables a la producción intensiva para satisfacer la demanda de productos pecuarios de las ciudades en crecimiento.

Pero esos sistemas son motivo de preocupación debido a sus repercusiones ambientales, como la contaminación de las aguas subterráneas y las emisiones de gases de efecto invernadero, así como por su potencial patológico, advierte el informe, y añade que es urgente reducir los efectos ambientales de la producción intensiva.

La FAO señala que, a partir de los conocimientos y la tecnología de hoy, eso podría lograrse por tres vías: reducir el nivel de contaminación generado a partir de los residuos y gases de efecto invernadero; reducir los insumos de agua y cereales necesario para la producción de proteínas animales; y reciclar los productos agroindustriales secundarios a través de las poblaciones pecuarias.

La única forma de satisfacer la demanda es aumentar la eficacia:

El aumento de la producción pecuaria en los últimos 40 años se debió principalmente a un aumento del número global de animales en cría. Pero -añade Ganadería mundial 2011- es difícil imaginar cómo se podría satisfacer la demanda prevista duplicando la cría de aves de corral, aumentando un 80% la de pequeños rumiantes, un 50% la de bovinos y un 40% la de porcinos, con la misma cantidad de recursos naturales que se utilizan hoy.

Más bien, el aumento de la producción tendrá producirse logrando que los sistemas pecuarios convirtieran con más eficiencia los recursos naturales en alimentos y produjeran menos residuos.

Para esto, es necesario invertir capital, dar apoyo normativo y un marco de reglamentación.

La sanidad animal es decisiva: Hay además otros desafíos que también deberán afrontarse, como la sequía, la escasez de agua y otras repercusiones relacionadas con el clima -por no mencionar el peligro de las enfermedades de los animales, algunas de las cuales pueden ser una amenaza directa para la salud humana-, que tendrán que tratarse con sumo cuidado al intensificar la producción pecuaria.

Los sistemas de producción intensiva, y aquellos que invaden ambientes forestales o zonas periurbanas sin la higiene adecuada, son un caldo de cultivo para nuevas enfermedades -- y la gestión de muchos de esos sistemas es negativa para la salud y el bienestar animal, explica el informe.

Y añade que no basta derramar recursos para afrontar las amenazas urgentes de enfermedades de hoy, sino que es necesario financiar la vigilancia de las enfermedades y la investigación epidemiológica a fin de anticipar futuras enfermedades en los países que producen el grueso de los alimentos de origen pecuario.

Ganado y seguridad alimentaria: Desde 1967, la producción mundial de aves de corral ha aumentado un 700%. También otros productos presentan un gran incremento, como los huevos (350%), la carne de cerdo (290%), la carne ovina y caprina (200%), la de vacuno y de búfalo (180%) y la leche (180%).

Los productos pecuarios hoy aportan el 12,9% de las calorías que se consumen en todo el mundo - un 20,3% en los países desarrollados. Su contribución al consumo de proteínas se estima en 27,9% en todo el mundo y 47,8% en los países desarrollados.

Sin embargo las tendencias mundiales no son uniformes. En muchos lugares no ha aumentado la producción y el consumo de proteína animal no ha crecido entre las comunidades pobres y vulnerables, señala la FAO. La producción se ha incrementado rápidamente en Asia oriental y sudoriental, así como en América Latina y el Caribe, pero en el África subsahariana el crecimiento ha sido lento.

El informe indica que en África, el consumo promedio de proteínas de origen animal es inferior a una cuarta parte del consumo de las Américas, Europa y Oceanía, y representa el 17% del total del consumo recomendado de proteínas, indica el informe de la FAO. En cambio -prosigue-, en 2005 el consumo de proteínas animales en las Américas, Europa y Oceanía satisfizo entre el 78% y el 98% del total de  las necesidades de proteínas, lo que revela un consumo excesivo de productos pecuarios.

Pero en el mundo en desarrollo, el ganado y los productos pecuarios pueden hacer una contribución decisiva a la seguridad económica de los hogares, a la seguridad alimentaria y la nutrición.

Un consumo hasta de pequeñas cantidades de alimentos de origen animal puede mejorar el estado nutricional de las familias de bajos ingresos. La carne, la leche y los huevos proporcionan proteínas con una gran variedad de aminoácidos y micronutrientes como el hierro, el zinc, la vitamina A, la vitamina B12 y el calcio, nutrientes de los que muchas personas malnutridas tienen carencia.

Para las comunidades de pastores que dependen del ganado, como las del oriente de África -indica el informe-, las prioridades deben ser aumentar la contribución del sector a la seguridad alimentaria mediante el restablecimiento de los pastizales degradados y administrarlos mejor; fortalecer los servicios de sanidad animal, y esforzarse más en ayudar a los productores pecuarios a hacer llegar sus animales y sus productos al mercado.