- Hipólito Contreras
- Categoría: AGRARIAS
¿Riesgo de hambruna?
Por Hipólito Contreras
Hablar de riesgo de hambruna en México para algunos podría parecer un disparate cuando vemos los mercados todavía llenos de alimentos, o al menos es lo que creemos ver, porque un alto porcentaje de los mismos no se producen en el país.
Esos que no creen que la hambruna en México está lejana o es imposible, podrán argumentar que en México no existen las condiciones como en naciones africanas en donde existe una aguda escasez de alimentos mezclada con una gran pobreza.
Podrán argumentar también que en México existen suficientes tierras agrícolas y ganaderas, así como climas favorables para la producción de alimentos.
Sin embargo, la realidad nos muestra que las cosas no son así precisamente sino que tienden a complicarse en todos los sentidos. Por una parte vemos cómo el clima nos pasa la factura por las acciones en su contra, los siniestros se repiten casi cada año, prolongadas sequías y heladas, lo que ha llevado a un constante descenso en los niveles de producción en granos, leche y carnes, los inventarios de SAGARPA lo pueden mostrar con cifras contundentes.
Por otra parte está la política agropecuaria que se aplica, es evidente que no es la más adecuada, el Estado no está respondiendo a las necesidades del sector, los presupuestos tienden a reducirse cada año aun cuando en números se vean mayores, pero además, los recursos se pierden en el camino, en el trayecto de las arcas estatales al campo, se podría decir que de cada peso setenta centavos se quedan en gastos de operación y en la abultada nómina de la burocracia, desde el secretario de estado hasta el intendente o chofer.
Si al campo no llega el recurso sencillamente se impulsan pocos proyectos productivos, existe poca transferencia de tecnología, menos tecnificación, menos transformación de los productos para generar valor agregado, menor impacto y presencia en los mercados, la mayoría de los ejidatarios y pequeños propietarios no participan en los procesos de desarrollo.
Otro factor causa de los anteriores es la oleada migratoria constante, el despoblamiento del campo es permanente, la mejor mano de obra, los jóvenes, están saliendo, en el campo están quedando las personas mayores, cansadas, con menos capacidad de producción.
Todo esto junto se refleja en una grave caída o desplome de la producción de alimentos . Los datos ahí están, México importa ya el 54 por ciento de alimentos, compra alrededor de nueve millones de toneladas de maíz, lo que representa el 33 por ciento de la demanda nacional, 180 mil toneladas de frijol, 180 mil toneladas de leche en polvo, el 75 por ciento de la demanda de arroz, el 98 por ciento de soya.
Es evidente que la producción baja a ritmo acelerado, como la mayor parte de los alimentos son importados, y dada la política económica que se aplica, se encarecen cada día, así, hoy un litro de leche supera los dieciocho pesos, aunque hay sueros ( no leche ) de 10 pesos, el kilo de frijol rebasa los 25 pesos, el kilo de carne es de casi ochenta pesos, el kilo de tortilla rebasa los 15 pesos en muchos lugares, el litro de aceite anda por los treinta pesos, etc.
Si vemos las frutas y verduras sus precios fluctúan, las frutas más caras hoy son la manzana, el mango, el durazno, las uvas y el plátano, la uva por ejemplo se cotiza en sesenta pesos el kilo, el mango se vende hasta en 45 pesos el kilo, la manzana rebasa los 35 pesos el kilo. Todos estos productos son de importación.
Los alimentos son más caros cada año, la mayor parte de la población tiene menos acceso a ellos, la pobreza se extiende y el hambre también.
Hoy solo la población con recursos económicos tiene capacidad para adquirir todos los alimentos, la gran mayoría enfrenta serios problemas para adquirirlos, no puede llegar a ellos con 100 o 150 pesos diarios de ingresos, aunque hay otro gran sector, sobre todo de las zonas rurales, que no percibe ni cien pesos diarios, para éste su situación es crítica.
El país peligrosamente va perdiendo su soberanía alimentaria y va aumentado la pobreza de su población, esto puede desembocar en el corto, mediano o largo plazo, en manifestaciones sociales, movimientos o levantamientos, rebeliones, etc., la sociedad está viva y se manifiesta de muchas formas cuando las cosas se complican.
El hambre llega cuando las familias de bajos ingresos dejan de tener acceso a los alimentos, cuando por sus altos precios no puedan obtenerlos, lo peor será cuando de plano no lo encuentren, cuando se dé la especulación o el mercado negro de los alimentos, es deseable que no se llegue a una situación como ésta, pero el riesgo existe.
Nunca antes México dependía tanto de los alimentos, nunca antes tenía una población tan grande sumida en la pobreza, nunca antes enfrentaba tantos siniestros naturales, nunca antes enfrentaba tanta violencia.
En pleno siglo XXI con tantos adelantos tecnológicos en el mundo en, en México se produce menos y se ensancha la brecha entre pobres y ricos.
El hambre, como consecuencia de todos los factores, está a la vuelta de la esquina si no se toman las medidas necesarias.
Recuerdo cómo en el gobierno de López Portillo se puso en marcha el Sistema Alimentario Mexicano que dio algunos resultados, Hoy se requiere un programa más intenso, hoy se requiere meterle más recursos a la producción e impulsar los proyectos de traspatio para asegurar los alimentos de cada una de las familias, necesitamos ser más productivos y menos compradores de alimentos.
No dejemos que el fantasma del hambre cubra al país, hay que cambiar las cosas, hay que producir los alimentos que necesitamos y ponerlos al alcance de la población. Si este modelo no puede debe dar paso a otro más capaz de hacer las grandes transformaciones en el país, una de ellas, estratégica, la autosuficiencia alimentaria.
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