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- Categoría: AGRARIAS
Roma, 20 de diciembre de 2010 - Los agricultores de África occidental lograron reducir el uso de plaguicidas tóxicos, incrementar sus cosechas e ingresos y diversificar los sistemas agrícolas, gracias a un proyecto internacional que promueve prácticas agrícolas sostenibles.
Cerca de 100 000 agricultores de Benin, Burkina Faso, Malí y el Senegal participan en un programa de capacitación impulsado por la comunidad (el Programa regional de África occidental de manejo integrado de productos y plagas (MIPP) que lleva a cabo la FAO.
Los pequeños productores trabajan en pequeños grupos organizados en escuelas de campo para agricultores y están creando y adoptando "buenas prácticas agrícolas" mediante un aprendizaje práctico y experimentación directa.
Para producir cultivos sanos, el MIPP promueve el mejoramiento del suelo y opciones a los plaguicidas químicos, como el uso de insectos benéficos, variedades adaptadas, plaguicidas naturales y prácticas agrícolas. El programa también contempla cuestiones de comercialización y de inocuidad de los alimentos.
"Las tendencias agrícolas de los últimos decenios en África occidental han sido de incremento del uso de plaguicidas muy tóxicos en los cultivos de mayor valor y con más irrigación. Hay una falta general de conocimiento en la región sobre los efectos negativos de los plaguicidas en la producción, la economía y la salud de las comunidades y del medio ambiente", explica William Settle, Oficial técnico superior de la FAO.
"Los sencillos experimentos realizados sobre el terreno que se llevan a cabo en las escuelas de campo para agricultores dan a éstos medios para producir con mayor respeto al medio ambiente, incrementar considerablemente sus cosechas y obtener más ingresos", añade Settle.
"La creación de capacidad en la comunidad es indispensable para la intensificación sostenible de la producción de alimentos, que contribuirá a fortalecer la seguridad alimentaria y a mejorar los medios de subsistencia en la región, importante paso hacia el cumplimiento del primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: reducir el hambre y la pobreza."
Búsqueda colectiva de soluciones
Por lo general un grupo de unos 25 agricultores, coordinados por un instructor, prepara dos parcelas de capacitación en su aldea: en una se aplican métodos agrícolas locales convencionales y en la otra se usan mejores prácticas adecuadas al cultivo y al lugar, basadas en el MIPP, para observar y comparar los resultados de ambas parcelas.
Más de 2 000 instructores procedentes de docenas de organizaciones de los gobiernos locales, el sector privado y la sociedad civil han recibido capacitación para ayudar a los agricultores a aplicar métodos agrícolas sostenibles.
En Malí, un estudio realizado en 65 aldeas de productores de algodón que recibieron capacitación en 2007-2008 reveló una reducción del 94% en el uso de plaguicidas químicos, y un aumento del 400% en el uso de materiales orgánicos, como compostas y estiércol, sustancias que pueden reparar la disminución de la fertilidad del suelo.
En Burkina Faso, el MIPP ayudó a incrementar las cosechas entre un 14% y un 70%. Casi 16 000 agricultores han recibido capacitación a través del proyecto, y esta cifra se habrá duplicado para fines de 2011.
Los datos sobre el Senegal y Malí indican reducciones del 90% en el uso de plaguicidas químicos entre los agricultores, uno o dos años después de haber recibido la capacitación. En el Senegal, los agricultores también pasaron al uso de plaguicidas botánicos y biológicos. El aumento del uso entre los agricultores de materiales orgánicos, como compostas y paja del arroz, es uno de los resultados más impresionantes del programa, informa la FAO.
Producción sostenible de algodón
El cultivo del algodón produce las consecuencias más graves en el medio ambiente, en comparación con los demás cultivos de la región, debido a su impacto en los frágiles suelos y al uso excesivo de plaguicidas.
El programa de MIPP está trabajando con los agricultores para intensificar en forma sostenible el sistema de producción de algodón, incrementando las cosechas mediante la aplicación de compostas, la siembra de leguminosas para crear cultivos de cubierta y el uso de técnicas de gestión mejorada de las semillas y las plantas. Los agricultores están diversificando su uso de los cereales y los cultivos para mejorar los suelos (legumbres y forrajes), con los que se puede alimentar a los animales o se pueden vender en los mercados locales.
En este año el proyecto de MIPP también está comenzando a dar seguimiento a la concentración de residuos de plaguicidas en muestras de agua tomadas de numerosos sitios en seis países del África occidental, a lo largo de los ríos Níger y Senegal. El programa trabaja en colaboración con la Universidad del Estado de Oregón (Estados Unidos de América) para crear capacidad en los laboratorios locales a fin de detectar la presencia de plaguicidas en el agua.
La segunda fase del proyecto de MIPP, por un valor de 9,5 millones de USD, que se lleva a cabo en Benin, Burkina Faso, Malí y el Senegal, es financiada por el Gobierno de los Países Bajos. Sólo las ganancias económicas cubren fácilmente los costos del proyecto durante su duración, y además hay muchos otros beneficios no económicos en materia de salud de la comunidad, instrucción y medio ambiente. Aportan financiación adicional y están asociados el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Unión Europea y España.
Si se obtienen recursos sería posible capacitar hasta a 500 000 agricultores en los próximos cinco años, a un costo estimado de entre 30 y 40 millones de USD, informó la FAO.
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