EMBAJADORES

Con expresión de sueño en sus rostros a consecuencia de un viaje de varias horas, pero también con entusiasmo por visitar por primera vez diferentes puntos importantes de la capital poblana, 40 niños de la comunidad del Rosario Micaltepec del municipio de Petlalcingo, que forman parte del programa “Niños y niñas indígenas embajadores de la Angelópolis”, fueron recibidos en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Pingüinos, cebras, hienas, leones y nativos de África, salieron a su paso danzando al ritmo de los tambores y salsa cuando realizaron un recorrido por el Complejo Cultural Universitario. Los niños miraron con atención la interpretación y aplaudieron con energía al término de cada acto, incluso algunos se animaron a bailar.
También conocieron la Biblioteca 5 de Mayo, se instalaron en la biblioteca infantil que dispone más de mil libros que esperan a ser leídos. Más tarde, se trasladaron a Ciudad Universitaria para conocer los laboratorios de algunas facultades.
El primer punto fue la Facultad de Ingeniería, allí presenciaron el concurso de construcción de un puente con palitos de madera, donde cada uno de los concursantes les explicó el procedimiento de elaboración y respondieron las inquietudes de los pequeños, por ejemplo el peso de carga y materiales utilizados.
Para iniciar el recorrido por los laboratorios de Ingeniería Mecánica, de Tecnologías de Materiales e Industrial, entre otros, el grupo se dividió en tres contingentes. En cada espacio aprendieron cómo fabricar piezas de acero y plumones, así como a localizar el punto de equilibrio de una escoba. “Órale” fue la señal de alegría y asombro.
Conocieron los diversos tipos de maquinaria como tornos, segueta mecánica, taladro y fresadora. Además salieron con dulces, lapiceros, reglas y lámparas en mano.
Los pequeños coincidieron en su gusto por las máquinas, ya que éstas “son las que se emplean para hacer cosas”, expresó Alejandra Guadalupe González Hidalgo, de 10 años, quien dijo contará de su visita a compañeros y amigos.
Dicho recorrido despertó la vocación de algunos infantes, como fue el caso de Marco Antonio Castro Bautista, de nueve años, quien dijo estudiará “licenciatura en maquinaria”, porque le gustan demasiado las máquinas; mientras que Alejandro Ramírez, de siete años, será ingeniero.
El Jardín Botánico Universitario fue el siguiente punto de su visita, un pequeño oasis en Ciudad Universitaria donde se relajaron y despejaron del ruido. Apreciaron las diversas especies de flora, algunas de ellas las distinguieron con facilidad por encontrarse en el lugar donde viven. Tomaron un almuerzo para recobrar energía y seguir con el itinerario.
El Complejo Deportivo y de Alto Rendimiento abrió sus puertas a los pequeños embajadores, para que observaran las diversas disciplinas deportivas que se imparten en este lugar. El recorrido por CU finalizó por algunos de los laboratorios de la Facultad de Ingeniería Química, tal es el caso del Laboratorio Pesado.
Al recibir a los “Niños y niñas indígenas embajadores de la Angelópolis”, Jaime Vázquez López, Vicerrector de Docencia, resaltó que se puede aprender mucho de ellos: “Tienen sueños, alegría que luego nos falta a los adultos y tienen la capacidad de construir todo aquello que creen que es posible”.
Neftalí Salvador Escobedo Zoletto, Secretario estatal de Desarrollo Social, señaló que la comunidad del Rosario Micaltepec, es una de las poblaciones más alejadas y con muchas carencias, por lo que la intención de esta visita “es agregar algo a su forma de pensar y motivarlos a buscar cosas que existen y que pudieran llegar a tener si se lo proponen”.
Comentó que se pretende realizar este programa durante todo el año, con al menos una visita mensual de niños de diferentes partes de la entidad poblana.