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En la vida y la cultura de nuestros antepasados indígenas, existen nobles testimonios en lengua náhuatl que muestran el papel del amor y la envidia, señaló James M. Taggart, durante su ponencia, “El amor y la envidia. El discurso moral sobre las emociones de los náhuatl de hoy en día en la Sierra Norte de Puebla”, en el salón de educación continua del Colegio de Antropología Social de la BUAP.
Expresó que para los nahuas, el amor es una emoción que surge cuando dos o más personas trabajan juntas, ya que a través de éste unen a la familia: “el hombre produce milpa, lleva los consumos a casa para que la mujer realice los manjares y de esta manera finalicen su trabajo uniendo al amor”.
A través de imágenes el antropólogo, comentó a estudiantes que otro de los conceptos del amor en esta cultura son los ritos de la comida; la mujer al casarse prepara platos de mole y ocho participantes observan los alimentos que representan respeto, la madrina de la boda toma una tortilla la baña en salsa y la muestra representando de esta manera el amor.
“Durante la boda se realiza un baile de cuatro personas donde la mujer, que tiene una copa de incienso, crea a través del humo lazos de amor alrededor de los participantes”, expuso.
A este ejemplo, cito a Teresa, una viuda: “Sale el sol y se ve que él se va a trabajar y con eso los dos se aman, la mujer está libre para esperarle con su café y su tortilla y mojar en la salsa lo que ella ha preparado”.
Luego disertó sobre la envidia y señaló lo que un nahual dijo: “la envidia es como el hambre, uno quiere lo que tiene el otro, es como la rabia. Es amargo, muy amargo uno sufre con una cosa amarga por que no tiene lo que quiere, es muy amargo cuando se da cuenta que unos se enojan con nosotros”.
James M. Taggart, agregó que las historias de esta cultura encierran una trama sencilla, pero a la vez, una enseñanza profunda.
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