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El Jardín Botánico Universitario (JBU) de la BUAP celebró el Día del Árbol regalando pinos a los asistentes y haciendo un recorrido gratuito, donde participaron personas de todas las edades a quienes les gusta convivir con la naturaleza y conocer las diversas especies de árboles, flores y fauna.
Este espacio verde de Ciudad Universitaria, uno de los más grandes del país, se ha convertido en un lugar de esparcimiento y estudio para universitarios que buscan un lugar tranquilo para leer, repasar sus clases o simplemente caminar entre los diversos andadores.
La maestra Amparo Bélgica Cerón Carpio, responsable del área de Educación del JBU, destacó que ante la falta de áreas verdes en la ciudad, el Jardín se ha convertido en refugio de más de cien especies de aves que han encontrado entre los árboles un espacio adecuado para reproducirse y alimentarse.
Se pueden encontrar especies que cada vez tienen menos oportunidad de vivir en las ciudades como el pájaro carpintero, que además cumple una función importante en la naturaleza, ya que evita que el gusano barrenador, uno de los mayores enemigos del árbol, porque puede secarlo, se reproduzca.
“Este es un pájaro que cuando se para en un árbol busca los gusanos, los saca y se los come evitando que se reproduzcan y se conviertan en una plaga. También tenemos petirrojos que son muy vistosos por su cabecita roja y que han encontrado aquí un buen refugio”, comentó la también investigadora.
Los visitantes conocieron las diversas especies de árboles de coníferas que se caracterizan por sus semillas o “piñitas” como mejor se les conoce. Uno de los más vistosos es el liquidámbar que se logró adaptar en el Jardín. Estas especies llegan a medir hasta 40 metros de altura, sus hojas son palmeadas y su fruto es una cápsula leñosa, con numerosas semillas que llaman la atención por su tamaño.
Con pérgolas que permiten el descanso de los visitantes en un espacio agradable y fresco, este espacio presenta una vista agradable con sus múltiples flores de colores, áreas donde se pueden apreciar diversas especies de cactus o plantas aromáticas.
Son 11 hectáreas en las que continuamente se reciben las visitas de escolares de todas las edades, de familias que se detienen en el lago donde conviven patos y garzas, así como aves migratorias que encuentran un espacio donde descansar antes de continuar su viaje. Es un lugar que los poblanos no deben dejar de visitar, recomendó la maestra Cerón Carpio.
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