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¿Por qué bostezamos?, es una pregunta que aún no se ha podido responder con exactitud. Esta acción no sólo es característica del hombre, puesto que todos los seres vertebrados bostezan, incluso los peces, indicó Carlos Uribe Pacheco, estudiante de doctorado en el Instituto de Fisiología de la BUAP.
Algunas de las hipótesis que se han planteado para explicar este fenómeno fisiológico son que se genera por sueño, por aumento de la temperatura cerebral y para oxigenar.
Si es para despertar, ¿por qué incrementa cuando se quiere dormir? Para responder esta pregunta en un estudio se determinó que no se realiza para despertar, sino al contrario.
Otra explicación tentativa es que al efectuar esta acción “se abre mucho la boca, lo que hace que los pulmones se inflen bastante, aumentando cuatro veces su tamaño, entonces se bosteza para oxigenarnos”, señaló.
Uribe Pacheco abundó que para comprobar esta hipótesis, unos científicos observaron que efectivamente, el bostezo aumentó la frecuencia cardiaca y los pulmones, “pero el estudio se contradijo porque después de bostezar se respira más lento, lo que no aumenta la oxigenación”.
En 2007 un grupo de neurocientíficos decidieron abordar el problema desde las patologías que lo aumentan: “daños en el sistema nervioso central, casos de epilepsia, migraña o dolores de cabeza y esclerosis múltiple, las cuales tienen en común que el cerebro se calienta”.
De ahí relacionaron el calentamiento del cerebro con la frecuencia del bostezo, para expulsar el calor y enfriar a este órgano. Posteriormente para apoyar esta teoría, otros investigadores hicieron una medición directa de la temperatura cerebral en ratas.
Las conclusiones que obtuvieron fueron que al incrementar la temperatura se despliega el bostezo, pero el enfriamiento no ocurre inmediatamente, sino hasta 28 segundos después; además disminuyó el enfriamiento al aumentar la temperatura, lo que pone en duda esta hipótesis.
Uribe Pacheco explicó que el bostezo igualmente se genera cuando se está aburrido y hasta estresado, ya que en situaciones intermedias de estrés, incrementa. En cambio en yoga es una de técnica de relajación y meditación.
Otra situación interesante, abundó, es que también se imita este comportamiento, en los niños ocurre a partir de los seis años y algunos animales que se contagian esta acción son los chimpancés y perros.
El estudiante concluyó que “el bostezo no es causado por exceso de CO2; el aumento en la temperatura lo incrementa, pero el estrés térmico lo disminuye y su contagio refleja el lazo social en humanos”.
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