- Linda Zavala
- Categoría: UNIVERSITARIAS
Durante el Foro "Indígenas Frente al Sistema de Justicia Penal" que se realizó en la Universidad Iberoamericana Puebla, expertos coincidieron al decir que la discriminación y el racismo en México persisten, e incluso, están arraigados en la cultura de la población; sin embargo, también existe negación sobre dicho fenómeno.
El foro fue organizado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C. y el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, S.J. de la Ibero Puebla, y se llevó a cabo en las instalaciones del Instituto de Desarrollo e Innovación Tecnológica de nuestra casa de estudios; en la mesa "Indígenas frente al sistema de justicia penal", participaron el Mtro.
David Fernández Dávalos, rector de la Ibero Puebla; Javier Hernández, representante de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas; José Rosario Marroquín, director del Centro Prodh; y Katya Salazar, de la Fundación para el Debido Proceso Legal.
El primero en hacer uso de la palabra fue el Mtro. David Fernández, quien aseveró que en nuestro país persiste el racismo y la discriminación, situaciones que se creían superadas; sin embargo, casos de detenciones de indígenas son la expresión del racismo sistémico y de la discriminación que actúan sin que nos demos cuenta. Recordó que los grupos más pobres de México, los indígenas, son los que más sufren este problema.
Lamentablemente, dijo el rector de la Ibero Puebla, el racismo y la discriminación no se perciben y, muchas veces, las víctimas aceptan su condición, se aíslan y en la mayoría de las ocasiones transmiten a otros la opresión que sufren. Agregó que el racismo tiene tres elementos: una visión de la sociedad compuesta por grupos intrínsecamente diferentes, la creencia de que esos grupos son desiguales por naturaleza; y esas ideas se manipulan en un programa de acción política para justificar la explotación económica, política y cultural de los grupos marginados y desfavorecidos. "En el país se discrimina a los migrantes, a los indígenas, a las mujeres, a las personas de la tercera edad, pero como no queremos darnos cuenta se da por supuesto que con una mejor educación se reducirá la discriminación y esto no es así (...) es una pena que la indignación por la desigualdad social haya disminuido, y nos han vendido que es normal y natural lo que ocurre y ya no nos indignamos por un montón de cosas que suceden. La ley es un poderoso instrumento, pero no es suficiente; también la educación es necesaria y también el cambio de actitudes que vienen desde la familia; se necesitan actores de fuerza, cambiar la correlación de fuerzas que hoy tenemos en la sociedad; la sociedad tiene que volverse más justa económicamente, rendir más cuentas políticamente y ser más responsable social y culturalmente", puntualizó el Mtro. Fernández Dávalos.
En su oportunidad, Javier Hernández dijo que se debe apostar por sistemas de respeto y promoción de los pueblos indígenas para pasar no sólo por el acceso al sistema de justicia y de las garantías que deben tener, sino que se debe ir al paso previo, que es el valor, la importancia en un sistema de la pluralidad jurídica. "La primera barrera discriminatoria sobre la que hay que operar no hoy, sino en los siguientes 50 años para poder borrar lo que ha pasado en los últimos 200 años (de independencia) está en el tema de cómo interpretar las garantías de derechos humanos en un mundo jurídico", enfatizó.
Por su parte, el director del Centro Prodh, José Rosario Marroquín, retomó los datos que arrojó la Encuesta Nacional de Discriminación 2010, de Conapred: "En México somos una sociedad con intensas prácticas de exclusión, desprecio y discriminación hacia ciertos grupos y está enraizada en la cultura social. Sobre los grupos más excluidos y discriminados en el país, más del 70 por ciento de los encuestados señalaron que los más discriminados son los homosexuales, los migrantes y los indígenas, así que más del 70 por ciento de la población manifiesta que hay racismo", finalizó.
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