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Después de la primera Revolución Industrial que se dio con la máquina de vapor en 1765 y posteriormente con la aparición de la electrificación en 1881, las líneas de ensamblaje y el proceso de soldar a función, la micromecatrónica es considerada como la tercera revolución industrial, gracias al desarrollo del transistor BiPolar, destacó el doctor Alfred F. K. Zehe, profesor investigador del Laboratorio de Nanotrónica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP.
Señaló que esta tercera era apenas inicia y “tiene el aspecto de miniaturización de transistores, circuitos integrados y otros elementos”, por lo que este crecimiento exponencial va en aumento con el desarrollo de inventos y registro de patentes.
Al impartir la conferencia magistral del Noveno Foro Nanotron que organiza esta unidad académica, indicó que las revoluciones industriales “son cambios abruptos, amplios y radicales en la industria que van a la par con el avance exponencial en ciencia y tecnología, que significa seguir una determinada función”.
En la nanotecnología la palabra clave es la miniaturización, que no sólo significa hacer las cosas más pequeñas, sino también implica encontrar nuevas propiedades y usos de los materiales.
Tal es el impacto de la miniaturización que está presente en electrónica, donde se ha pasado de la fabricación de tubos de Braun a superchips y transistores moleculares; así como en cómputo, reduciendo el tamaño de los equipos y aumentando su potencia computacional.
De igual forma se emplea en la robótica donde en un inicio se desarrollaron robots móviles, de servicio, industriales, minirobots de operación colectiva para llegar así a los robots micro y nanométricos.
El doctor Alfred Zehe resaltó que recientemente el Instituto Tecnológico de Tokyo, fabricó un robot que aprende, toma sus propia decisiones y consulta sus dudas con otros robots.
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