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- Categoría: UNIVERSITARIAS
Puebla, Pue.-Es urgente reforzar medidas para combatir la mala alimentación y obesidad que afecta a México, lo cual está relacionado con la falta de cultura y conciencia de los daños que provoca, concluyeron los especialistas en nutrición participantes este viernes en las XX Jornadas Interinstitucionales de Investigación en Salud.
En el último día de actividades el eje temático fue obesidad, enfermedad que representa un problema de salud pública en el país, que está íntimamente asociada a los malos hábitos alimenticios adoptados por los mexicanos, sobre todo, en los últimos años. Durante la realización de las mesas redondas “Transición epidemiológica de la nutrición en México y el mundo”, y “Educación y nutrición”, la doctora Tania Bilbao Reboredo, profesora investigadora de la BUAP, afirmó que el cambio en la epidemiología de las enfermedades está altamente ligado con los hábitos alimenticios.
La especialista consideró que asociar a la desnutrición con pobreza y enfermedades crónicas con bienestar económico, no es vigente, pues la obesidad se presenta en ambos grupos: los países ricos tienen su causa principal en el consumo de grasas, y los pobres en la mono alimentación basada en cereales.
Refirió que la única diferencia entre estos grupos está en la relación con las enfermedades asociadas a la obesidad, que tienen una distribución distinta, debido a que en las sociedades ricas se registran más problemas relacionados con la ingesta excesiva de grasa de origen animal y azúcares simples, así como por defecto del consumo de fibra.
En tanto que en los países pobres, las enfermedades asociadas a la obesidad están relacionadas con la carencia de nutrientes esenciales, sobre todo, de proteínas "completas", a causa del bajo consumo de carnes.
De acuerdo con la literatura, a partir de los cuatro años de edad se debe reducir la ingesta de grasas como fuente energética, controlar la calidad de su consumo -reduciendo los ácidos grasos saturados, aumentar los poliinsaturados (omega-3) y los monoinsaturados-, disminuir el consumo de carbohidratos simples, aumentar el de fibra, reducir el sodio y satisfacer en forma sistemática las necesidades de todos los nutrientes esenciales, explicó la doctora Bilbao Reboredo.
Insistió en la importancia de que la sociedad se convenza que una alimentación saludable es indispensable para prevenir enfermedades crónicas, así como abatir los crecientes trastornos alimentarios en la niñez y la adolescencia a causa de una inadecuada selección de alimentos.
Además se destacó el beneficio de la práctica regular de actividad física, que no sólo permite mantener un balance energético adecuado, sino que tiene efectos favorables sobre los sistemas circulatorio, respiratorio, endocrino y osteomuscular, entre otros.
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