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La vejez, parte del proceso del ciclo vital, se vive con un padecer de enfermedades, soledad, tristeza, violencia, desvalorización y dependencia, reconocieron académicos de México y Argentina que presentaron parte de sus investigaciones en el IV Congreso Internacional "El Cuerpo Descifrado", que se lleva a cabo en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
En la mesa redonda "La Vejez como experiencia y representación social, el doctor Carlos Miranda Videgaray, habló de la forma en la que conciben su cuerpo las personas que se encuentran en esa etapa de la vida y que no sólo enfrentan la desvalorización que les hacen los otros, sino la de ellos mismos.
Reconoció que hay una resistencia a aceptar la vejez porque significa no sólo el debilitamiento del cuerpo físico sino la entrada hacia la muerte social, donde al no tener la misma fuerza enfrentan la descalificación y la violencia; ésta dijo, es una etapa que al no aceptarse tampoco la persona se prepara para recibirla.
Mostrando en un video el andar cansado y lento, los sentimientos reflejados en el rostro como la tristeza, soledad e insatisfacción, y las expresiones verbales de cómo se concibe la persona en su vejez, Miranda Videgaray advirtió la importancia que tiene para el hombre el aceptar esta realidad, para revalorarla y aprender a vivir con ella.
Por su parte, la doctora Nora Elia Afganis Juárez, en su ponencia sobre "Cuerpos quebrados: la experiencia de padecer fracturas en la vejez", resaltó el sufrimiento de las personas mayores, cuando su cuerpo ya no tiene la misma resistencia.
"Los adultos mayores son más propensos a sufrir accidentes, sobre todo las mujeres. El primer lugar en fracturas, asentó, es por accidentes de tránsito, mientras que el primer lugar de muerte por fractura se da en los hospitales", indicó.
Al presentar diversos casos de mujeres de entre 63 y 84 años de edad, explicó que una fractura no sólo significa el dolor, sino la inmovilidad, el dejar el rol de ama de casa y entrar en una dependencia que le llega a costar dinero, cuando no tiene una familia que le ayude; la situación se agrava, cuando los recursos económicos son pocos.
La doctora Cyntia Montero Recorder, con su ponencia "Imagen Corporal: infancia, juventud y vejez, en el siglo XIX", que es parte de su tesis doctoral, resaltó la diferencia que los médicos hacían de cada una de esas etapas, ya que era importante la preservación de la salud y el valor que daban a la experiencia en la vejez, donde los abuelos también enseñaban a los nietos.
También la edad en la que se consideraba el declive era después de la juventud que tenía como punto de plenitud los 25 años, de ahí empezaba el declive con una disminución paulatina en la fuerza y en los órganos internos.
En la imagen corporal el símbolo de felicidad eran los niños blancos y de cabello rubio y en algunos casos de cabello negro; fuera de esta realidad estaban aquellos niños de la calle o pobres, donde la violencia que sufrían por parte de sus padres los excluía de ser un ejemplo.
La Doctora Mónica Groizman, presentó "Sexo y vejez", analizando la película alemana "Nunca es tarde para amar", en la que habló de lo que significa el amor y la pasión en la llamada
Tercera edad, en este caso de una mujer de 66 años y un hombre de 77.
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