Marcela Jiménez Avendaño

El proceso electoral pasado dejó nuevamente al país dividido, por tanto, el nuevo Jefe del Ejecutivo y su equipo tendrán que usar todo su talento y capacidad para resolver no solo los problemas más apremiantes relacionados con seguridad, pobreza y desigualdad social, sino también en la recomposición del tejido social unitario roto y en la redefinición de la participación de los políticos, sus partidos y las reglas y sanciones que fortalezcan y legitimen nuestra democracia hoy tan puesta en duda por al menos la mitad de la población que no votó por quién ganó.

Como muchos de ustedes saben, yo también participé directamente de ese proceso como candidata a Diputada Federal en el ánimo de contribuir con mi poco o mucho conocimiento, experiencia y sentido social en la mejora de este México que tanto quiero. Y voy a contarles mi experiencia a partir de la trama de la película de más o menos reciente estreno The Hunger Games (Los Juegos del Hambre) que me parece lo más parecido al juego político que vivimos no solo en nuestro país sino en todo el mundo.

 

Pues bien, la historia trata de la organización y realización de una batalla a muerte televisada entre adolescentes de entre 12 y 18 años de edad seleccionados al azar por cada uno de los 12 distritos (un niño y una niña por cada uno) que integran un país con el objetivo de que su  gobierno central -Capitolio- mantenga a raya a sus ciudadanos que años atrás se enfrentaron en una guerra por su supervivencia y poder, y que hoy gracias a este sangriento y anual reality show puede tenerlos tranquilos y entretenidos pese a la pobreza y hambre de la que son sujetos.

El caso es que solo uno de estos niños puede sobrevivir y, en consecuencia, ganar. Para ello son expuestos bajo el apelativo de "tributos" ante varios "patrocinadores" quienes les otorgarán cierta ayuda muy marginal como alimentos, armas, medicinas, herramientas dependiendo de lo mucho que agraden o impacten a los televidentes; dentro de la trama también están los "vigilantes" quienes ponen trampas y obstáculos mortales para inclinar la balanza a favor de alguno de los competidores.

Durante la trama, quien funge como líder y que es justamente el Presidente del Show explica a la perfección el sentido de esta lucha: "¿Por qué solo un ganador? Para mantener la esperanza que es lo único más fuerte que el miedo. Un poco de esperanza es efectiva, pero mucha es peligrosa y debe ser contenida". De igual forma dos de los chicos discuten acerca  de su rechazo a convertirse simplemente en una ficha más del tablero, dejan en claro su lucha por seguir siendo ellos y mostrar que no les pertenecen ni a los patrocinadores ni a los gobernantes.

Volviendo al pasado 1ero de julio, puedo decirles que con mi participación acabe sintiéndome como uno de esos "tributos" cuyos hilos son movidos por ciertos "patrocinadores" que pretenden modificar tu personalidad y en donde la honestidad, lealtad, entrega y pasión no son considerados valores sino limitantes e incluso defectos. Pero también me sentí profundamente decepcionada por la actitud de ciertos políticos que en el ánimo de obtener un cargo público son capaces de lucrar con el hambre y las necesidades de la gente que también está dispuesta a venderse por una despensa, cemento, pintura o un apoyo económico, a cambio de su voto o de descuidar las casillas a su cargo.

Pese a todo lo anterior me declaro una optimista irredenta y creo firmemente que somos más los que queremos mejorar a México, que somos más los que creemos que aún podemos aspirar a mejores políticos con valores y ética, que somos más los ciudadanos que no nos dejamos corromper y que estamos dispuestos a trabajar por acabar con estas horribles prácticas que nos desprestigian como personas y como mexicanos

Para finalizar, quiero agradecer a mi fantástico equipo de campaña, a mi suplente Malinali García y a varios miembros de Nueva Alianza quienes me ayudaron a difundir nuestras propuestas y a demostrar que se puede hacer política sin recurrir a las viejas prácticas caracterizadas por la compra de voluntades,  el uso de la violencia y grupos de choque para amedrentar al otro, el dispendio de recursos públicos, etc.  Gracias también a mis amigos y  familia que me alentaron y apoyaron en este esfuerzo, en especial a mi hijo Raoul, a mi padre y sobretodo a mi mamá que aguantó pacientemente en un hospital recuperándose pese a mi ausencia involuntaria.

Es buen momento para decir que Puebla y México requieren que sus hijos estemos a la altura de los retos, por ello concluyo con la frase de Edward R. Murrow: "Una nación de ovejas engendra un gobierno de lobos". Será que eso queremos para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de éstos. YO definitivamente NO. Y Ustedes?

Pero en tanto crecemos como ciudadanos, como sociedad y como país, nos leemos la próxima semana….