Hipólito Contreras

México necesita de un modelo de equilibrios, de  equidad y justicia, de un modelo que genere estabilidad social y económica, un modelo de valores, formador de seres humanos,  un  modelo protector de los recursos, un  modelo que  vea el presente y se dirija  al futuro.

Cuando un modelo económico y político no funciona se ve. Se ve  en la inequidad social, en el daño  constante a los recursos naturales, en la generación de pobres  e injusticias, en las  de disputas por el poder, en violencia e inseguridad.

El error del modelo  se ve en los sectores sociales, en las llamadas clases altas que todo lo tienen, las que creen que el país es suyo, las clases medias que  no se resignan a dejar de serlo ante la crisis que las golpea, y las clases bajas, mismas que se dividen  en quienes viven en la pobreza y los que viven en la pobreza extrema.

 

Esto es lo que genera un mal sistema de  gobierno, llámese como se llame, genera diferencias profundas en su población, genera desigualdad social, genera extremos o polos opuestos, genera una clase social privilegiada, la que vive en el mundo de  Disneylandia, en un mundo de abundancia de bienes, de beneficios, de lujos y viajes,  es la clase adinerada, la que  vive en fraccionamientos cerrados  con video vigilancia las  24  horas, sus únicos dolores son su naturaleza humana que  los conduce a cometer errores, y la muerte  inevitable.

El sistema genera estos extremos, hace creer que cada quien vive y tiene lo que merece. Dicen, ese hombre o mujer acumuló  riqueza  y poder por su capacidad, porque trabajó mucho, porque  estudió mucho, por su inteligencia  y valor, porque supo abrirse paso en la vida, aquél es pobre  porque es tonto, porque no se preparó, porque se pasó la vida en el alcohol o en el vicio,  es pobre porque quiso.

No es verdad, todos los seres humanos  son inteligentes, todos tienen capacidades y habilidades, todos  pueden desarrollarse, todos  pueden contribuir para vivir  bien y dejar un mundo mejor para sus hijos, nietos y bisnietos, lo que  se requiere es que el modelo o sistema de gobierno sea bueno, capaz y aplique políticas que  generen desarrollo y bienestar para todos.

Nadie discute que  hay genios, seres humanos muy  capaces, los que destacan en el arte, la ciencia, el deporte,  el cine, la literatura, economía, política, etc., pero el hecho que sean genios no quiere decir que por eso son o deben ser millonarios  o acumuladores de riqueza. Benito Juárez, a quien  se le recuerda con respeto y admiración por su grandeza,  no acumuló bienes, ni riquezas, los hermanos Serdán, Carmen, Máximo y Aquiles Serdán, fueron revolucionarios, tenían altos ideales, y lucharon por la justicia, dieron sus vidas por el país, pero no acumularon riqueza, el mismo Emiliano Zapata, otro revolucionario de altura, pensaba más en su gente y su movimiento que en él. Ejemplos hay muchos.

Es el modelo económico y  político vigente el que genera esta desigualdad, el que motiva y estimula ambiciones, disputas por el poder, enfrentamientos  que llevan a la eliminación física del adversario.

Este es el modelo de la farsa, el de la falsa democracia, las falsas promesas, los  falsos  gobiernos y partidos  políticos, falsos  políticos  y  líderes ( con sus excepciones, por supuesto). El modelo dice hay justicia, pero  es para los ricos que la  compran, los pobres pagan con cárcel los delitos que  cometen y,  en muchos casos pagan por delitos que no cometieron.

El modelo dice hay democracia e instituciones, pero quienes  ganan las elecciones  forman parte de la misma familia que controla  el poder y el país, los partidos políticos son de su propiedad y los manejan como quieren, además de ser una carga a los ciudadanos.

El modelo ve los pobres como el instrumento para poner en marcha sus acciones de caridad y mostrar qué tan buenos y nobles son los poseedores de la riqueza, por eso los teletones, las fundaciones, ellos necesitan a los pobres para mostrar que no se olvidan de ellos,  que de vez en cuando algo les dan para que no se mueran de hambre, ahí está el caso claro de los grupos indígenas de la Tarahumara en Chihuahua.