- Miércoles, 08 Febrero 2012 04:51
Hipólito Contreras
México necesita de un modelo de equilibrios, de equidad y justicia, de un modelo que genere estabilidad social y económica, un modelo de valores, formador de seres humanos, un modelo protector de los recursos, un modelo que vea el presente y se dirija al futuro.
Cuando un modelo económico y político no funciona se ve. Se ve en la inequidad social, en el daño constante a los recursos naturales, en la generación de pobres e injusticias, en las de disputas por el poder, en violencia e inseguridad.
El error del modelo se ve en los sectores sociales, en las llamadas clases altas que todo lo tienen, las que creen que el país es suyo, las clases medias que no se resignan a dejar de serlo ante la crisis que las golpea, y las clases bajas, mismas que se dividen en quienes viven en la pobreza y los que viven en la pobreza extrema.
Esto es lo que genera un mal sistema de gobierno, llámese como se llame, genera diferencias profundas en su población, genera desigualdad social, genera extremos o polos opuestos, genera una clase social privilegiada, la que vive en el mundo de Disneylandia, en un mundo de abundancia de bienes, de beneficios, de lujos y viajes, es la clase adinerada, la que vive en fraccionamientos cerrados con video vigilancia las 24 horas, sus únicos dolores son su naturaleza humana que los conduce a cometer errores, y la muerte inevitable.
El sistema genera estos extremos, hace creer que cada quien vive y tiene lo que merece. Dicen, ese hombre o mujer acumuló riqueza y poder por su capacidad, porque trabajó mucho, porque estudió mucho, por su inteligencia y valor, porque supo abrirse paso en la vida, aquél es pobre porque es tonto, porque no se preparó, porque se pasó la vida en el alcohol o en el vicio, es pobre porque quiso.
No es verdad, todos los seres humanos son inteligentes, todos tienen capacidades y habilidades, todos pueden desarrollarse, todos pueden contribuir para vivir bien y dejar un mundo mejor para sus hijos, nietos y bisnietos, lo que se requiere es que el modelo o sistema de gobierno sea bueno, capaz y aplique políticas que generen desarrollo y bienestar para todos.
Nadie discute que hay genios, seres humanos muy capaces, los que destacan en el arte, la ciencia, el deporte, el cine, la literatura, economía, política, etc., pero el hecho que sean genios no quiere decir que por eso son o deben ser millonarios o acumuladores de riqueza. Benito Juárez, a quien se le recuerda con respeto y admiración por su grandeza, no acumuló bienes, ni riquezas, los hermanos Serdán, Carmen, Máximo y Aquiles Serdán, fueron revolucionarios, tenían altos ideales, y lucharon por la justicia, dieron sus vidas por el país, pero no acumularon riqueza, el mismo Emiliano Zapata, otro revolucionario de altura, pensaba más en su gente y su movimiento que en él. Ejemplos hay muchos.
Es el modelo económico y político vigente el que genera esta desigualdad, el que motiva y estimula ambiciones, disputas por el poder, enfrentamientos que llevan a la eliminación física del adversario.
Este es el modelo de la farsa, el de la falsa democracia, las falsas promesas, los falsos gobiernos y partidos políticos, falsos políticos y líderes ( con sus excepciones, por supuesto). El modelo dice hay justicia, pero es para los ricos que la compran, los pobres pagan con cárcel los delitos que cometen y, en muchos casos pagan por delitos que no cometieron.
El modelo dice hay democracia e instituciones, pero quienes ganan las elecciones forman parte de la misma familia que controla el poder y el país, los partidos políticos son de su propiedad y los manejan como quieren, además de ser una carga a los ciudadanos.
El modelo ve los pobres como el instrumento para poner en marcha sus acciones de caridad y mostrar qué tan buenos y nobles son los poseedores de la riqueza, por eso los teletones, las fundaciones, ellos necesitan a los pobres para mostrar que no se olvidan de ellos, que de vez en cuando algo les dan para que no se mueran de hambre, ahí está el caso claro de los grupos indígenas de la Tarahumara en Chihuahua.