partido-verde2La función social del Estado Mexicano es de las más vulnerables, al nivel que la económica, debido  a la discrecionalidad con que se manejan los recursos públicos, los programas  sociales, las estructuras administrativas y las hasta las necesidades más elementales de la gran mayoría de la población para su subsistencia, advirt ió el diputado federal Juan Carlos Natale.

“En los últimos 4 años el gasto social  ha crecido a una tasa real anual del 5.3%; existen 127 programas públicos destinados a combatir la pobreza, de los cuales, sólo cinco (Oportunidades, Seguro Popular, Setenta y Más, Caminos Rurales, y Desarrollo de Zonas de Atención Prioritarias) concentran el 60 por ciento de los recursos destinados en el rubro social”.

 

Asimismo, en el mismo periodo se han destinado 8.2 billones de pesos en el ramo de desarrollo social; sin embargo, el número de pobres se ha incrementado puesto que, según el INEGI, en 2010 la pobreza aumentó en 6.1 millones de personas; la tasa de desempleo abierto, que en el año 2000 era de 2.3 por ciento, al tercer trimestre de 2011 fue de 5.6 por ciento; junto con los desocupados, trabajadores sin salario o en la economía informal y subempleados, representan en México el 45.8 por ciento de la Población Económicamente Activa, abundó el legislador.

Por otro lado y aunque lo niegue el Gobierno Federal, los datos del CONEVAL y de la misma OCDE en sus índices de medición de la pobreza, han mostrado la peor crisis de bienestar social desde hace más de medio siglo:

Tan sólo de 2008 a 2010, la pobreza en México aumentó de 48.8 millones de personas a 52 millones, por lo que pasó del 44.5% al 46.2% del total de la población en el país, de acuerdo a datos obtenidos del CONEVAL.

En este contexto refirió que las personas en situación de pobreza extrema se incrementó durante el periodo de 2008 a 2010 al alcanzar 11.7 millones de mexicanos en esa condición, es decir, el 10.4% del total de la población, lo cual es muy grave, refirió el también dirigente del Partido Verde en Puebla.

Dijo que a pesar de este desolador diagnóstico que evidencia la prioridad del gobierno federal en otros temas como la materia de desarrollo social y la mala calidad en que se aplica el gasto para este rubro, el  órgano legislativo, ha tratado de  corregir la mal emprendida política social a través de acciones y reformas legislativas como cuando aprobamos la reforma constitucional que reconoce y  garantiza como un derecho de toda persona su alimentación y el abasto suficiente de alimentos, dijo Juan Carlos Natale.

“Cuando aprobamos también la Ley de Ayuda Alimentaria para que los trabajadores formales puedan gozar de vales de despensa dados por los patrones siendo deducibles de impuestos como lo es el ISR; atribuimos a la Secretaría de Educación Pública la operación de programas especiales de becas para fortalecer la educación bilingüe e intercultural, la alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva y la educación media superior y superior de los estudiantes indígenas; reformamos la Ley General de Educación para que los sistemas de educación del país y locales, se coordinen a efecto de proveer útiles escolares a los estudiantes en zonas marginadas”, sostuvo.

Y agregó  “hemos dotado de recursos presupuestarios para la ampliación en la cobertura de  los principales programas sociales principalmente de los que el gobierno federal ha tratado de festinar sin pena ni gloria, ya que los datos coincidentes de los organismos técnicos de evaluación del desarrollo y la pobreza siguen siendo fríos y en cierta medida hasta razonables debido a la mala aplicación de miles de millones de pesos”.

Finalmente refirió que no obstante estos avances, es prioritario para el  Congreso seguir vigilando de manera oportuna las acciones y políticas que signifiquen una erogación a favor del bienestar y el desarrollo social de más de los 50 millones de pobres quienes subsisten con menos de 2.3 salarios mínimos al día” y añadió que también es urgente garantizar el verdadero uso de los recursos públicos hacia la población objeto más necesitada, más allá de estrategias político-electorales, que al parecer, esa viene siendo la principal causa de gran parte de los fracasos de la política social: el clientelismo y el derroche a costa de seguir usufructuando con la pobreza y la marginación de millones de conciencias.