- Linda Zavala
- Categoría: Opinión
Samuel Maldonado Bautista
En sus ya larguísimos seis meses de gobierno, el locuaz presidente de los Espantados Unidos, ha dejado caer un caudal enorme de amenazas y verborreas estupideces en contra de diversos países e incluso para varios jefes de supuestos gobiernos amigos, actitud que rápidamente lo han internacionalizado clasificándolo como un ente del mal, esquizofrénico, nada simpático y sí como un despreciable sujeto que desafortunadamente es presidente del vecino y poderoso país del Norte.
Su conducta política y personal, me parece muy similar a la de antiguos filibusteros o piratas o dictadores como Hitler¡, pero, ¿de que tamaño serán los pecados de Trump, que en tan pocos meses se ha hecho impopular, no solamente en su propio país sino en el mundo en lo general?
Sangre de pirata seguro que corre desbocadamente por las venas de Mr. Trump, que lo hace enemistarse prácticamente con todos los pueblos a su alrededor y aun más lejos todavía, hasta llegar a Asia, Corea, Rusia y ahora Venezuela. Desde y antes de su llegada al Capitolio, Trump manifestaba conductas majaderas, sobre todo con el sexo femenino a quienes tocaba calenturientamente abusando de su posición. Ahora ya como titular del Poder Ejecutivo del país vecino y tal vez el más poderoso de la tierra, se vuelve una amenaza no solamente para Corea del Norte o para nuestro país que vergonzosamente se ha agachado ante esta ridícula figura. Su demencia lo lleva a amenazar a Venezuela, país amigo de México y pitorrearse de los diplomáticos (sic) nacionales arrodillados ante Trump. Desde luego que su propio país sufre las consecuencias de su inestabilidad emocional y seguramente arrepentidos de haber votado por él.
Lamentablemente cada día que pasa, me he convencido que la conducta de Trump es muy peligrosa no solamente para aquellos que en busca de mejores condiciones de vida, ilegalmente se introducen y llegan a habitar el territorio de Norteamérica, sino que el riesgo se amplia para toda la población en lo general, que observa sus ridículas ideas extra conservadoras y dañinas para la población en lo general de los EE.UU.. Su conducta es tan variable y su actitud tan disparatada que se vuelve un verdadero peligro para la humanidad, lo que me hace suponer que su gobierno está operando tal como lo hacían los corsarios, filibusteros o piratas en los siglos pasados.
Precisamente esa bad conducta asesina y de despojos impulsada por los filibusteros ya asentados en tierra firme en el norte del continente americano, provocaron casi la extinción de centenas de miles de búfalos y otras especies de animales, solo para quitarles la piel y vender ésta, sin importarles los daños causados a la naturaleza. Los corsarios, asentados en la tierra del Norte, casi acaban también con la existencia de las diferentes tribus denominadas “Pieles Rojas”. A éstos los mancillaron, los cercaron, violaban a las mujeres indias y y casi terminan con la existencia de las mismas tribus.
No nos causaría ninguna sorpresa que la permanencia de Trump en la presidencia de este poderoso país impulsara la prohibición de coexistir negros con blancos, para regresarlos a la era de la segregación racial.
La locura de Trump no tiene paralelo y seguramente estará deseando impulsar una conducta de despojos y atracos tal como sus antepasados los filibusteros ingleses lo hacían.
¿Será pues que el actual presidente de los Espantados Unidos es una castigo del cielo para todos aquellos descendientes de anglosajones que, a más de dos siglos de distancia, siguen creciendo y habitando ese inmenso territorio, que parte del mismo perteneció a la República Mexicana?.
¿Será Trump el renacido contrabandista, filibustero o pirata llamado John Hawkins, de origen inglés, que asaltando barcos, robaba esclavos y manufacturas diversas, para terminar vendiéndola en los mercados de las colonias españolas?
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