El clima es decisivo en la vocación productiva y los rendimientos agrícolas de cada entidad: las condiciones que significan problemas para unas son las soluciones para otras. El clima está determinado por la altitud sobre el nivel del mar, la latitud, las condiciones atmosféricas y la distribución de tierra y agua. Por su enorme extensión, México posee una enorme variedad climática que puede ayudar a comprender el desarrollo del sector agropecuario y pesquero.

Poco más de la mitad del territorio nacional (51.7%) presenta algún grado de aridez, lo cual se explica en gran medida porque la mayor parte de esa extensión se ubica en la franja desértica mundial (entre los paralelos 30 y 50), con similares características geográficas que los desiertos del Sahara en África y de Gobi en China. Así, la reciente prevalencia de lo que se ha denominado "sequía" en el norte del país se refiere en realidad a un proceso natural de aridificación que se ha visto acentuado con las condiciones climáticas actuales.

Durante las últimas cuatro décadas, la mitad de las entidades experimentó un alza en la temperatura; Oaxaca y Chihuahua registraron en ese lapso el cambio más notable: 2.7ºC. Por el contrario, Michoacán y Zacatecas fueron entidades con el mayor registro de enfriamiento: 1.9ºC y 0.6ºC, respectivamente.

No es posible administrar el clima, pero sí el territorio, por lo cual es importante el uso de herramientas que permitan la identificación de riesgos a través de un conocimiento detallado de las condiciones geográficas del país.