- Hipólito Contreras
- Categoría: MUNICIPIO
Hipólito Contreras
En la administración anterior, con todo y que ha sido muy criticada y cuestionada, sobre todo por el llamado enriquecimiento de funcionarios, realizó más acciones en materia agrícola, en especial le dio impulso a la producción familiar, o de traspatio.
Fueron miles de familias en cientos de comunidades las que en el pasado gobierno fueron capacitadas y apoyadas para producir alimentos en sus traspatios, o en pequeños espacios.
Esas familias si continúan esa práctica de producir alimentos, hortalizas, granos, especies menores y peces, habrán casi resuelto su situación económica, no estarán en la pobreza, habrán dado pasos importantes a la estabilidad económica, y de paso se estarán alimentando mejor.
Tuve la oportunidad de visitar algunas comunidades, sobre todo de la Mixteca en donde pude constatar la efectividad de una estrategia para combatir la pobreza y mejorar las condiciones nutricionales de la población.
Si una familia común de cinco miembros consume en promedio setenta kilogramos de jitomate al año y cantidades diferentes de calabacita, lechuga, zanahoria, chícharos, col, brócoli, rábanos, chiles, cebollas, hierbas de olor, y hasta plantas medicinales, todo eso lo puede producir en sus traspatios, de hecho muchas ya lo están haciendo.
Si toda esa cantidad de alimentos los puede producir una familia, a los que se pueden agregar aves, especies menores y peces, el ahorro económico será muy importante, incluso, se pueden generar algunos ingresos con la venta de una parte de los productos.
El problema para llegar a esto es la inexistencia de una cultura por la autoproducción, la costumbre ha sido y es acudir al mercado o la tienda para abastecerse de productos, llegar formar esa cultura no es fácil, y menos en un sistema de libre mercado que sólo fomenta el consumismo y nunca la autoproducción.
Sin embargo, en un Estado moderno, con líderes y políticos con una visión de transformación y conservación de los recursos, la autoproducción alimentaria es el sistema adecuado para resolver no sólo el problema de la pobreza, sino mejorar los niveles de vida de la población.
Si al éxito del programa de autoproducción alimentaria le sumamos una política inteligente y decidida en la producción agrícola, pecuaria y piscícola, y forestal, este país será líder en América Latina y será uno de los más fuertes del mundo en su producción de alimentos.
Se necesita darle un giro a las cosas, a las políticas, al modelo y sistema de gobierno, necesitamos uno que piense en la gente y en los recursos del país, que piense en un nuevo modelo educativo formador de ciudadanos al servicio del país, no de empresarios.
La autoproducción alimentaria es sólo una parte de un país en desarrollo. En ese modelo de producción no sólo se resuelve el problema alimentario y de pobreza, sino que se genera y fortalece la unidad y convivencia familiar y social, se rescatan valores perdidos, se frena la migración y se fortalece al arraigo en las comunidades y, sobre todo, se aprende a vivir con la naturaleza, se da un vínculo de armonía con ella, baja o se erradica la violencia, se genera paz y tranquilidad, una comunidad que está trabajando no tiene necesidad ni piensa en delinquir.
La autoproducción alimentaria es reflejo de un Estado moderno que rescata los aciertos del pasado y aplica los elementos tecnológicos del presente al servicio de todos, del país, de sus recursos, y asegura un mejor país a las futuras generaciones.
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