Hipólito Contreras

Por fin, el año 2012, el de las grandes decisiones, el año del cambio de poderes, el año de los grandes pronósticos, el año de la política, año de incertidumbre, lo tenemos  ya enfrente..

Hablemos sólo de un tema preocupante:  los alimentos, un tema que los políticos y candidatos deberán tener en sus agendas.

No es para menos. No se puede comparar lo que costaban los alimentos hace once años a lo que cuestan hoy. Hoy se llega  a los extremos, lo excesos en los precios. Hoy adquirir alimentos resulta complejo para los  grandes sectores, no porque no se encuentren sino por   sus elevados precios.

Será este un año de alzas constantes en los productos básicos, será una carrera alcista en la que los salarios e ingresos de las familias perderán, pero sobre todo las familias que habitan las zonas rurales.

 

Hoy  da la impresión de que  México  ya no produce alimentos sino que los compra en el exterior, los paga en dólares, por eso llegan caros a los consumidores, da la impresión que los siniestros naturales y  la deficiente  política agropecuaria ha terminado con la producción y que  ya dependemos de las  importaciones.

Da  la impresión de que los  importadores de alimentos cada vez se le complican las cosas para comprar en los mercados internacionales  y  tener llenas las bodegas, hoy ya se ven algunos  letreros que dicen por ejemplo, “máximo cinco cajas por  persona”, lo que  lleva  a la estrategia de que cada miembro de una familia va por su parte.

Es preocupante por esto que mientras el país es deficitario en leche, en las tiendas departamentales se ven toneladas de productos lácteos, diversidad de marcas y precios, ¿ quién certifica que esa leche es apta para consumirse? Nadie lo dice, y todos consumimos lo que el mercado ofrece.

Esta carrera alcista de precios y esa supuesta abundancia de algunos productos llevan a pensar en una aguda escasez de alimentos en  el corto, mediano o largo plazo.

Un economista nos podrá mostrar con claridad cómo en los  últimos once años la  disponibilidad de alimentos se   fue  modificando año con año, se  llegó al déficit,  lo que llevó a  las  importaciones  masivas de alimentos.

Cuando llegue el momento de la venta racionada de alimentos  empezará la cuenta regresiva,  entonces se tendrá en claro la realidad el problema y que el sistema de libre mercado  ya no podrá resistir.

Por lo pronto veamos qué obrero, campesino,  técnico o profesionista puede llenar s  bolsas o carritos en una sola compra, no lo puede hacer porque no  les alcanza lo que ganan.

En 1970  un salario  mínimo alcanzaba para  trece kilos de frijol, tres  kilos de carne,  trece  kilos de tortilla, o para viajar 40 veces en autobús  urbano, hoy el salario mínimo alcanza para tres  kilos de frijol, seis kilos de tortilla, un poco  más de medio kilo de carne y para diez pasajes en autobús, la diferencia es enorme.

La gente común  ve  hoy los alimentos cada vez más lejanos, de  seguir esta alza  va a llegar el día en  que los mismos serán restringidos, contados, no todos tendrán acceso a los mismos, lo que será  factor de enfrentamientos.

Si la derecha en la próxima  elección  se las  arregla para seguir en el poder, la carrera alcista y la escasez de los alimentos llevará al extremo, al punto de peligro y estallido social.