Por  Hipólito Contreras

Cuando todo apuntaba un ciclo regular, con abundantes lluvias y como consecuencia una buena cosecha, se presentaron heladas atípicas y acabaron casi con todo.

Amplias regiones  agrícolas del estado fueron devastadas, entre otras el  Valle de Libres-Oriental, el de San Martín  Texmelucan, la región de Serdán,  Chignahuapan.  Estas  son regiones productoras de granos,  quizás aquí se ubica el cincuenta  por ciento  de la producción del estado.

Con las heladas atípicas de septiembre, la producción del estado se desplomará, si se esperaba  un  millón de toneladas  de maíz, hoy es probable que no se rebase las  600 mil, esto suponiendo que ya nada pasara en las próximas  semanas.

 

Se destacan las pérdidas en maíz porque es el cultivo más  importante, en el estado se siembran más de  500 mil hectáreas.  Sin embargo, el siniestro también afectó cebada, hortalizas, sorgo, frutales, entre otros.  En la zona de Libres- Oriental la cebada es sembrada en más de  20 mil hectáreas, por lo que  fueron miles de productores los afectados,  ellos tenían contratos de compra venta con empresas cerveceras, ya no podrán cumplirlos.

Un  productor,  sin importar su  nivel, le apuesta todo a sus cultivos, le invierte todo lo posible, los cuida, quienes  disponen de riego y aplican paquetes tecnológicos,  tienen la esperanza de cosechar más, los temporaleros esperan la lluvia, cuando por fenómenos climáticos pierden todo, su mundo se viene abajo, ellos le apuestan todo a sus cultivos, son su sostenimiento.

Si hablamos de seguros agrícolas, los hay pero limitados, Agroasemex, aseguradora del gobierno, cubre sólo una  mínima parte, los productores que sufren daño totales reciben  un poco más de mil pesos por hectáreas, el proceso es largo, se tienen que cumplir una serie de trámites para que al final se dé el pago.

El pago prácticamente es simbólico, el promedio de inversión por hectárea es de  4 mil  500 a cinco mil pesos, si sólo reciben  mil pesos por daños causados por siniestros, no  recuperan más del  20 por ciento.

Ni el gobierno asegura cobertura total de seguro agrícola, ni tampoco existe  cultura de seguro entre los productores, creen que es un gasto innecesario.

Lamentablemente las condiciones climáticas han cambado  aquí y en el mundo, los fenómenos atípicos ocurrirán con mayor  frecuencia, la agricultura, los productores, sociedad y gobierno, deberemos convivir con esta nueva realidad  generada por la actividad  humana.

Esto tendrá que llevar a un cambio en todo, en los sistemas de producción, los tiempos de producción,  semillas más resistentes, y hasta cambios de consumo,  si el clima se  modifica, todo lo demás se tiene que modificar  también.

Por supuesto  que el compromiso de sociedad y gobierno es revertir el daño que se ha causado  al medio ambiente, pero esto  llevará tiempo, quizá un siglo o más, si es que existe disposición humana   para corregir los errores, los daños al medio ambiente, mientras tanto tenemos que ajustarnos a la realidad que vivimos y que se manifiesta en un cambio climático y el calentamiento  global, estos son términos con los que viviremos esta y la siguiente generación.

Ya  no habrá ciclos normales, la agricultura estará expuesta a los cambios frecuentes, las pérdidas serán constantes, ya no habrá cosechas seguras, la única segura  será la llamada agricultura protegida o invernaderos.

La agricultura de riego, que hasta hoy se le considera la más avanzada por los sistemas de producción que se emplean, sus altos rendimientos  por hectárea, en adelante está tan expuesta a los siniestros, las altas cosechas pueden ser aniquiladas, eso le pasó a la  tecnificada agricultura de  Sinaloa en diciembre pasado, más de cinco millones de toneladas de maíz se perdieron.

Hoy con los cambios  de clima los productores pueden iniciar con un buen ciclo, las lluvias pueden ser consideradas regulares la expectativas pueden ser muy buenas, pero en una horas de helada todo puede cambiar, los altos niveles de producción se desploman a cero.

Las repercusiones en lo económico y social cada año serán más fuertes, habrá cada vez menos alimentos disponibles,  los precios se elevarán cada vez más, la escasez y encarecimiento  de alimentos  será cada vez más evidente.

Ya sabemos que  la tranquilidad de una sociedad radica en disponer suficientes alimentos y agua, en la medida que se observe  escasez de los mismos se  reflejará  en la inestabilidad  social.

Hoy las organizaciones campesinas piden al gobierno que se declare zona de desastre agrícola la dañada por las  heladas, si esto se aprueba fluirán recursos a los productores, el gobierno no estará en condiciones de declarar zonas de desastre año con año y cada vez en mayores extensiones.

Las condiciones ahí están,  el reto no es sólo saber convivir con la nueva realidad climática  sino revertir los daños, las acciones de restauración tienen que empezar ya,  gobierno y sociedad tenemos que iniciar ya los procesos de restauración,  si no lo hacemos la naturaleza nos seguirá  cobrando  la  factura  cada vez más cara.

Si los daños que se han  causado al medio ambiente han sido muy altos, la soluciones serán en el mismo nivel, son de largo plazo y alto costo, pero se tiene que hacer si queremos que la siguiente generación viva.