obesidadLa obesidad se ha convertido en un  grave problema en casi todo el mudo, no distingue edad, sexo o condición social y se origina principalmente por un consumo mayor de calorías de las que el cuerpo utiliza, sin embargo, son los malos hábitos alimenticios y la falta de actividad física los factores que han influido en el incremento  de este padecimiento, que además, es causa de enfermedades crónico- degenerativas como  la diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.

Las familias mexicanas han  cambiado el consumo de tortillas y frijoles por  comida rápida; las aguas frescas,  por refrescos o bebidas  elaboradas con exceso de azucares. Desde la década de los 90s, los niños han incrementado el consumo de productos industrializados conocidos como alimentos chatarra, que no aportan ni vitaminas, ni minerales, además de que en los últimos 10 años ha bajado la ingesta de frutas y verduras en un 30%.

 

Es verdaderamente alarmante incremento de los índices en obesidad infantil en México, que indican que en los últimos 7 años creció en 77% en niños de entre 5 y 11 años de edad y se triplicó en los adolecentes. De acuerdo con una encuesta Nacional de Salud y Nutrición 52.2 millones de mexicanos sufren de sobrepeso u obesidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera a la obesidad como la epidemia no trasmisible más grande del mundo; Médicos especialistas del Seguro Social opinan que en 10 años el 90 por ciento de la población mexicana podría enfrentar este problema. El Instituto Nacional de la Salud Pública, señala que en promedio 4 de cada 10 niños  padecen algún tipo de sobrepeso y 30% de estos infantes, sufren enfermedades cardíacas, hipertensión, colesterol alto y diabetes.

Paradójicamente, muchos niños que padecen de obesidad están desnutridos, en la actualidad este es un grave problema de salud pública que está afectando a un importante porcentaje de la población escolar, esto debido a que sólo tienen exceso de grasas corporales como consecuencia de una  alimentación cargada de grasas saturadas, rica en azucares libres y  pobre en fibras como: caramelos macizos, chicles, frituras, refrescos, harinas procesadas, y comida rápida (papas fritas, hamburguesas, hotdogs, pizas etc. ).

En México el consumo de refrescos en los últimos 14 años ha crecido 60%,  lo que lo ha hecho poseer de la medalla mundial de oro en el consumo de este tipo de bebidas, las familias más pobres gastan más en la compra de refrescos que leche u otros alimentos.

Es indudable que existe una falta de orientación sobre las mejores opciones alimenticias y como combinar los alimentos;  influye también el poco tiempo que se tiene para la preparación en casa, debido a que las madres de familia quienes tradicionalmente han sido las responsables preparar la comida, hoy también tienen que trabajar fuera del hogar para aportar ingresos a la economía familiar, no menos importante con los costos de los alimentos, aparentemente la comida chatarra es más barata y fácil de adquirir.

Por otro lado, la prohibición de la venta de comida chatarra en las escuelas no ha funcionado, recientemente visité algunas escuelas de nivel primario y observé que lo que comían y el resto de envolturas que se encontraban tanto en los botes de basura como el piso, eran de pastelitos, galletas, frituras y bebidas envasadas. Nada ha cambiado.

La desnutrición es la consecuencia de la desigualdad y la pobreza en el país, la obesidad es la ausencia de políticas públicas de orientación nutricional y la falta de una cultura alimentaria que oriente hacia el consumo de alimentos sanos y nutritivos, además de un verdadero programa de educación física, que no sólo se realice una vez por semana.  Todo gobierno  tiene el compromiso social de promover y cuidar el bienestar de los ciudadanos.