HIDROAGRO En México, 46% del agua destinada a la producción de alimentos se usa de manera eficiente, por eso es importante el mejoramiento permanente de los sistemas de riego; de acuerdo con datos de la Subsecretaría de Agricultura, en nuestro país la superficie tecnificada de riego se ha duplicado en comparación con 2007.

México país ocupa el sexto lugar en el mundo por su infraestructura hidroagrícola, al contar con 6.4 millones de hectáreas organizadas en 85 distritos de riego y 39 mil unidades de riego (FAO, 2012). Del total del agua concesionada para uso agropecuario (59.4 mil millones de metros cúbicos), 67% corresponde a aguas superficiales (39.7 mil millones de metros cúbicos) y 33% a aguas subterráneas (19.7 mil millones de metros cúbicos).

En 2009, la SAGARPA puso en marcha el Proyecto Estratégico de Tecnificación del Riego, operado por el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO), para apoyar los proyectos de adquisición e instalación de sistemas de riego que permitieran el uso eficiente y productivo del agua. En 2011, se atendieron tres mil 227 proyectos con una inversión de mil 500 millones de pesos, lo que se reflejó en la tecnificación de 114 mil 827 hectáreas. Estudios de la SAGARPA detallan que el rendimiento de cultivos en superficie de riego se incrementa de 2.2 a 3.6 veces, en comparación con los que no cuentan con infraestructura hidroagrícola.

La finalidad de un sistema de riego es aplicar el agua de manera uniforme sobre el área deseada, dejándola a disposición del cultivo; el más utilizado hasta finales del siglo XIX fue el de riego por gravedad, en el cual el agua proveniente de las presas o cuerpos de agua se dirige a través de grandes canales hasta los centros de distribución hacia las parcelas.

Por su parte, el sistema de riego por aspersión aplica el agua intensamente sobre el área deseada para que se infiltre en el mismo punto en el que cae; es adaptable a rotaciones de cultivos y riegos de socorro, los cuales actúan de manera urgente al rescate hídrico ante sequías extremas; permite además, la automatización y el ahorro de la mano de obra.

Para aplicar el agua en un punto específico en forma de lluvia o de niebla se utiliza el sistema de riego por microirrigación, en el cual no se moja todo el suelo, sino sólo una parte húmeda, que es donde la planta concentra sus raíces, este método es útil en sistemas de fertirrigación y es usado para combatir las heladas.

Los sistemas de riego son una de las más antiguas técnicas para incrementar la producción, con ventajas de rendimiento y calidad, con el aprovechamiento de toda el agua disponible, logrando la disminución al máximo de las pérdidas por escurrimiento y percolación, aplicando el agua al suelo de forma localizada. Con un eficiente sistema de riego se promueve la producción agrícola, se ahorra mano de obra, existe una mayor eficiencia de la fertilización, se puede regar en cualquier condición topográfica, además de permitir el uso de agua con un alto contenido de sales, controlando la distribución de la humedad en el suelo.

El adecuado aprovechamiento de los recursos hídricos permite un uso más eficiente de la superficie cultivable y un rendimiento mayor en la producción de los cultivos en un contexto de consumo creciente.