JIMÉNEZ MERINOCon un campo en el que 80% de los productores lo hacen apenas para el autoconsumo, el sistema educativo nacional requiere urgentemente de un rediseño en sus contenidos, en todos los niveles, para crear un nuevo perfil de profesionistas dedicados al campo, con capacidades para generar el desarrollo y reactivación agropecuaria de México, afirmó el presidente en Puebla de la Fundación Isidro Fabela, Alberto Jiménez Merino.

 

Al presentar su “Propuesta Educativa para el Desarrollo del Campo Mexicano”, en el Congreso Nacional Agronómico, en Pachuca, Hidalgo, Jiménez Merino agregó que son indispensables, en los contextos nacional e internacional actuales, profesionales que conozcan el proceso de toma de decisiones y el funcionamiento de los poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) para relacionarse y participar.

 

Es urgente, dijo, generar y difundir información sobre la demanda de los mercados; identificar, conformar y fortalecer sistemas producto, cadenas productivas, cadenas de suministro y clústeres.

“Crear modelos integrales repetibles, desarrollar modelos de autoproducción alimentaria que aseguren las necesidades de autoconsumo como condición para generar excedentes y generar ingresos”.

 

Mucha teoría poca realidad

 

En su ponencia, Jiménez Merino describió que actualmente existe poca relación entre contenidos educativos, necesidades familiares y necesidades del sector.

Se ha generado un problema de “educación informativa y poco formativa, altamente orientada hacia la agricultura empresarial, con un alto menosprecio por el minifundio”.

Lamentó que haya poco interés de los jóvenes en las profesiones rurales y en las actividades del campo, además de altos niveles de desempleo de profesionistas y bajos ingresos.

“La economía familiar no forma parte de la currícula de los sistemas educativos: el sistema se encuentra en una lamentable formación de todólogos poco vinculados con las comunidades; hay escasez de profesionistas ejecutores; graves problemas de diagnóstico y ausencia de planeación institucional y subutilización de las parcelas escolares”.

Perfil de profesionales: El ex diputado federal describió los obstáculos que enfrentan al egresar los profesionales de carreras vinculadas al campo:

Se les capacita con “mucha teoría y poca práctica; desconocimiento de talentos y habilidades personales; formación con contenidos temáticos dispersos; poca vinculación a problemas comunitarios y productivos”.

Asimismo, hay una baja capacidad de ejecución de acciones, alta valoración de apoyos materiales, reducido valor a los apoyos intelectuales; orientación laboral hacia el gobierno; reducida capacidad para emprender; reducida formación en diagnóstico y planeación; nula formación en negocios agropecuarios; mucho estudio de la pobreza, nada a generar riqueza.

Nuevas carreras. En este contexto, además de la transformación de los contenidos educativos desde el nivel preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, el también ex rector de la Universidad de Chapingo propuso la creación de nuevas licenciaturas, como agronegocios, agricultura protegida, energías alternativas y biocombustibles, seguridad alimentaria, producción de alimentos orgánicos, manejo de cuencas, biotecnología, planeación rural, financiamiento rural, acuacultura, turismo rural y medicina alternativa.

En el área de capacitación técnica, planteó la creación de las carreras de Técnico en aprovechamiento y conservación del agua, aprovechamiento y conservación de suelos, mecanización agropecuaria, agricultura protegida, energías alternativas y biocombustibles, agronegocios y procesos agroindustriales.

Problemática del campo: El mayor problema del campo –apuntó– “es que 80 de cada 100 que producen para autoconsumo, no logran obtener ni lo que necesitan, no participan en el mercado más que como compradores. La estructura agropecuaria describe que 80 por ciento son productores de autoconsumo, no participan en el mercado; de ellos, 15 producen excedentes y sólo cinco son exportadores”.

En el área de la comercialización agropecuaria, el mayor problema es “la falta de volúmenes por falta de organización, infraestructura de acopio, servicios técnicos y mecanismos financieros”.