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- Categoría: AGRARIAS
Primero fueron las cifras de la baja producción y los testimonios acerca de las crecientes dificultades que han debido enfrentar los productores nacionales de maíz, frijol, huevo y carne. Dificultades propiciadas por el clima, las condiciones fitosanitarias, la falta de financiamiento acorde con sus condiciones de producción y por las condiciones impuestas por los especuladores y grandes intermediarios, los únicos beneficiarios de una política económica que favorece a los monopolios e impide la libre competencia.
Ahora, son las noticias que vienen del exterior, del Banco Mundial, de la FAO y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en las que se informa que la producción de granos en ese país y otras regiones del mundo, ha sido impactada por las condiciones climatológicas, propiciando una fuerte caída en los rendimientos y en los volúmenes esperados, así como una acelerada alza en los precios.
En El Barzón hemos advertido una y otra vez acerca de los problemas provocados por el cambio climático en el campo mexicano y con la Caravana del Hambre se denunció la ausencia de respuestas por parte del gobierno. También denunciamos la actitud omisa frente a los especuladores que lucran con las necesidades de la población.
Asimismo advertimos oportunamente que las cifras de la FAO, del Banco Mundial y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos confirmaban una caída en la producción mundial, que podría tener un impacto muy negativo en los precios de los alimentos básicos (TABLA1).
Eso es algo muy grave, porque no podemos olvidar que los estratos de la población con menores ingresos destinan hasta 50% de su gasto en alimentos, de manera que un alza en esos bienes afectaría su poder adquisitivo. Además, como lo muestran las cifras del Banco de México, los índices de precios de los alimentos han crecido más rápido que los de otros bienes, afectando más a los sectores de menores ingresos.
Cabe recordar que según el CONEVAL, entre 2008 y 2010 el número de pobres en el país creció en 3.2 millones de mexicanos, de 48.8 millones, pasó a 52.0 millones. Y por lo mismo, tenemos muy presente que esa institución señaló que 6.5 millones de mexicanos se encontraban en una posición de vulnerabilidad por su bajo ingreso, otros 32.3 millones de ciudadanos mexicanos eran vulnerables por alguna carencia social y más aún, identificó a 40.3 millones como pobres moderados, quienes estaban en riesgo descender a una situación de pobreza extrema.
Todo esto sólo se puede atribuir a la estrategia económica aplicada en los últimos sexenios, la cual ahora pretenden profundizarla mediante “reformas estructurales” que no resuelven nada y sólo debilitan a la economía y a la situación de millones de mexicanos.
Las cifras correspondientes a la primera parte del año sugieren que la producción de maíz va a estar de acuerdo con las proyecciones, sin las heladas del principios de 2011, ni la sequía que se extendió en el norte la mayor parte de ese año.
No obstante, los datos de 2011 dejan entrever la necesidad de contar con una estrategia más completa para asegurar el futuro alimenticio del país. Sobresale el hecho de que en dos años muy cercanos entre sí, 2009 y 2011, la superficie que se dejó de cosechar representó alrededor de 20% de la superficie sembrada. Eso da una idea de la vulnerable situación de la producción de maíz grano en México (TABLA 2).
Primero fueron los datos del mercado de futuros de Chicago, que dispararon la cotización del maíz a finales de julio. Después fueron los datos del Banco Mundial. De acuerdo con la “Hoja Rosa”, de esa institución, en julio el índice de precios de los alimentos (base 2005=100), alcanzó un valor de 224.87, un nivel superior a los registros más altos alcanzados hasta ahora, de 223.56 en febrero de 2011 y de 220.28 en junio de 2008.
En el caso del índice de precios de los granos, el registro de julio de este año fue de 265.37, el segundo más alto después del que alcanzó en abril de 2008, cuando ascendió a 266.99, en plena crisis alimentaria.
El mayor impacto en los precios se registró en el caso del maíz, que en julio se cotizó en promedio en 333.05 dólares la tonelada métrica, el registro más alto, incluso que el reportado durante la crisis (TABLA3).
Ahora es el índice de precios de los alimentos de la FAO el que muestra el riesgo de una escalada de precios de los alimentos, que podría repercutir en las condiciones de pobreza en muchas regiones del mundo. Como se observa, después del prolongado período de estabilidad de precios, a partir de 2007 comenzó a registrar variaciones más frecuentes a la alza y en julio tuvo un repunte (TABLA 4).
Por su parte, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) informó que debido a las condiciones climáticas, los pronósticos de producción de maíz para este año agrícola 2012/2013 serán los menores desde 2006/2007
El USDA reportó que para el ciclo 2012/2013, en agosto las estimaciones de producción en Estados Unidos cayeron de 329,4 millones de toneladas métricas a 273.79 millones, por lo que se el pronóstico de exportaciones desde ese país se redujo de 40.6 millones toneladas que se esperaban, a 33.02 millones.
Para México, en julio el USDA estimaba una producción de 21 millones de toneladas y para agosto la ajustó al alza a 21.5 millones; por lo tanto, el pronóstico para las importaciones de México, que en julio se estimaban en 9 millones de toneladas en agosto se redujo a 8.5 millones.
Los riesgos para la población: además de los aumentos en los básicos, alzas de tasas o menor actividad económica
De acuerdo con la minuta de la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 20 de julio de 2012, los funcionarios consideraron “En lo que toca a los riesgos asociados a la previsión sobre la inflación destaca que, en el corto plazo se han acentuado los riesgos al alza asociados a la evolución de los precios de algunos productos agropecuarios en respuesta a factores climáticos y por la epidemia aviar. Sin embargo, en el mediano plazo los riesgos a la baja se han intensificado como reflejo de un posible debilitamiento de las demandas externa e interna”.
Casi al final de la minuta se señala, “Todos los miembros coincidieron en que de observarse presiones inflacionarias que pudieran ser contenidas a través de la política monetaria, la Junta no dudará en actuar. La mayoría de los miembros recordó que el balance de riesgos para la inflación en el mediano plazo ha mejorado, si bien algunos miembros recalcaron que el Instituto Central se mantendrá atento a que el alza reciente en precios no se generalice”.
Como se observa, el enfoque de los integrantes de la Junta de Gobierno es sobre el conjunto de la inflación y no les preocupa el incremento en los precios de los básicos ni el alza en el índice de precios para los estratos de menores ingresos, a menos que eso repercuta en la inflación general.
Es un hecho que las alzas de precios impactan con más fuerza a los sectores de menores ingresos. Como se ha señalado con las cifras de la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares, el decil de menores ingresos destina 48.6% de su gasto en alimentos, mientras que el decil más alto sólo dedicó 21.9% para ese propósito. Si se ve desde el punto de vista de los ingresos por número de salarios mínimos, se observa que las familias que tienen un ingreso de un salario mínimo dedican 58.8% de su gasto a la compra de alimentos; los que ganan más de ocho salarios mínimos sólo destinan 25.9% a la compra de alimentos (TABLA 5).
Eso mismo se confirma en la inflación por estratos, en la que se observa que entre junio de 2002 y junio de este año, el índice de precios de la canasta de Alimentos, bebidas y tabaco que consumen quienes ganan hasta un salario mínimo, creció 21.8 puntos porcentuales más que el índice general de precios para ese mismo estrato de ingresos, que a su vez tuvo un crecimiento acumulado en ese período 11.6% superior al índice general quienes ganan más de seis salarios mínimos.
Posibilidades de generalización del alza de precios
Además de las alzas en los precios de los granos, hay que considerar otros factores que pueden influir en el comportamiento de la inflación.
Por ejemplo, aunque en México se recupere la producción, si los precios internacionales están altos, aunque los grandes acopiadores con el apoyo de las autoridades les paguen un precio bajo a los productores, de todas maneras los precios al consumidor se ajustarán al alza. Si antes se usaban los precios externos para bajar los precios internos, ahora los grandes comercializadores tratarán de multiplicar sus ganancias a costa de los consumidores y pequeños productores.
No hay garantías de una recuperación en la producción, porque si bien las lluvias beneficiarán el crecimiento de los cultivos, en algunos lugares llegan tarde y en otros llegan en exceso.
El aumento de las lluvias acelerará el crecimiento de los pastos, lo que permitirá reducir la presión sobre la demanda de granos forrajeros. Sólo que eso ya ocurre en tiempos normales y de todas maneras México tiene un déficit de entre siete y ocho millones de toneladas. El grano que se compre llegará a precios más altos y eso presionará los precios de la carne.
La expectativa de alzas de precios es tal que incluso los grandes monopolios desplegaron una gran publicidad acerca de la compra de 982 mil 980 toneladas de maíz durante el ciclo 2012-2013 y 533 mil 400 más para enviarse en el periodo 2013-2014, montos acordes a la magnitud del déficit y cuyo anuncio ahora sólo se podría explicar para ganar alguna ventaja de precios previa a la alza esperada.
Además, hay otros precios de productos agropecuarios que están presionando al alza, a lo que se agrega la incapacidad de la Secretaría de Economía para poner freno a la especulación, como se ve claramente en el caso del huevo y del pollo, en beneficio de los grupos monopólicos (TABLA 6).
Por otra parte, se acerca un período de alzas de precios en los servicios, por el inicio del año escolar, que afecta a la inflación de agosto y septiembre de cada año, y por el fin de la tarifa eléctrica de verano, que estacionalmente influye en alzas de precios en noviembre, elementos que ahora se empatarán con los precios de los alimentos.
A favor de Banxico está el proceso de revaluación del peso, que es resultado del ingreso de capitales que buscan utilidades seguras. Con los ingresos de divisas del petróleo, de las remesas y las que se supone generaría una apertura del sector energético y una reducción de la demanda por la reforma fiscal anunciada por Peña, los inversionistas del exterior estiman que aquí podrán cobrar altas utilidades, lo que es utilizado por las autoridades para subsidiar la oferta de bienes importados.
El Barzón considera que la solución no es utilizar los recursos disponibles en el país para subsidiar importaciones; tampoco es elevar las tasas de referencia del Banco de México, para reducir la demanda interna en pesos. La única solución sostenible pasa por promover una mayor oferta de productos nacionales, con un programa que se apoye en los pequeños y medianos productores y consumidores e impida que la renta nacional se la sigan apropiando indebidamente los monopolios, intermediarios y comercializadores.
Obligaciones de las autoridades
Urge atender con responsabilidad institucional y oportunidad la situación que vive el campo. No siempre habrá recursos para atender los déficit en la oferta nacional con importaciones. Es necesario que se ponga en marcha el campo.
Es muy importante también que se adopten medidas para propiciar la competencia en el mercado de alimentos. A partir de la Caravana del Hambre, se acordó que el ejecutivo solicitaría a la Comisión Federal de Competencia (COFECO), llevar a cabo estudios de mercado para determinar la existencia de prácticas contrarias a la competencia, por parte de grupos oligopólicos o oligopsónicos, que se aprovechan de los problemas de producción para especular con los precios.
Eso lo propuso en apego a las disposiciones de la Ley Federal de Competencia, en la reunión del 13 de febrero del presente año, con los representantes de la SAGARPA y la Secretaría de Economía.
En esa ocasión se acordó solicitar a la COFECO realice diagnósticos sobre la competencia en los mercados de los once productos estratégicos, básicos, establecido en la Ley de Desarrollo Rural Sustentable: maíz; caña de azúcar; frijol; trigo; arroz; sorgo; café; huevo; leche; carne de bovinos, porcinos, aves; y pescado, de acuerdo con lo establecido en el
Artículo 24. La Comisión tendrá las siguientes atribuciones: …
XVIII bis 2. Realizar estudios, trabajos de investigación e informes generales en materia de competencia económica sobre sectores, en su caso, con propuestas de liberalización, desregulación o modificación normativa, cuando detecte riesgos de dañar al proceso de competencia y libre concurrencia o cuando identifique niveles de precios que puedan indicar un problema de competencia o acciones que resulten en un aumento significativo de precios o cuando así se lo notifiquen otras autoridades.
Y considerando que el artículo 28, sobre las responsabilidades del presidente de la COFECO, que en su fracción VII señala: El presidente de la Comisión y los titulares de los organismos reguladores sectoriales se reunirán cuando menos una vez al año. Dichas reuniones tendrán el objetivo de aportar elementos que coadyuven a definir criterios o lineamientos en materia de competencia económica, prácticas anticompetitivas, concentraciones y aportaciones netas al bienestar de los consumidores.
Es indispensable que además de iniciar la revisión de las políticas agropecuarias, las autoridades asuman sus obligaciones para evitar prácticas contrarias a la competencia.
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