- Hipólito Contreras
- Categoría: AGRARIAS
México es el pueblo del maíz, en el valle de Tehuacán hace unos siete mil años se detectaron las primeras manifestaciones de este grano en el mundo, aquellas civilizaciones lo descubrieron y lo utilizaron para su alimentación, desde entonces el maíz es la parte principal en la alimentación de los mexicanos.
Hoy por lo menos el 90 por ciento de los ciudadanos de este gran país basamos la alimentación en ese mágico grano, del que existe una rica variedad de semillas y colores, México es líder mundial en variedades, semillas criollas que se han desarrollado en generaciones.
También México es el mayor productor de maíz blanco en el mundo, pero también el primer consumidor.
De acuerdo a la Confederación Nacional de Productores de Maíz, en México se consumen alrededor de veinte millones de toneladas de maíz blanco al año, la producción supera en poco esa cantidad, lo que habla de autosuficiencia. Sin embargo algunos líderes de organizaciones y analistas aseguran que México importa por lo menos cinco millones de toneladas porque la producción es cada vez menor.
En donde el país es altamente deficitario es en maíz forrajero, amarillo, se habla de un déficit de unos trece millones de toneladas de maíz, sólo las granjas avícolas y porcinas del estado de Puebla requieren de por lo menos un millón de toneladas anuales.
En el mundo hay varios países productores de maíz pero amarillo, forrajero, Estados Unidos es el mayor productor con más de 300 millones de toneladas al año, un porcentaje importante lo utiliza para producir biodiesel, lo que reduce la oferta.
El maíz blanco se produce en pequeñas cantidades en China, Sudáfrica, Argentina, entre otras naciones. Por esto al gobierno de México cuando tiene déficit enfrenta dificultades para encontrar en el extranjero ese grano de consumo humano.
Por las heladas que dañaron casi la totalidad de la producción maicera en los estados productores del norte, principalmente Sinaloa y Tamaulipas, este año habrá serias dificultades para cubrir la demanda nacional, sólo Sinaloa produce el 25 ciento de la producción nacional, unos cinco millones de toneladas.
El fenómeno meteorológico generará un desplome en la producción nacional de maíz, habrá déficit que el gobierno tratará de cubrir con importaciones, el problema es que en el mundo hay muy poco maíz blanco, necesariamente tendrá que importar maíz amarillo, procedente sobre todo de Estados Unidos.
Por supuesto que este hecho generará una importante alza en el precio de la tortilla, la que bajará su calidad, se habla ya de hasta 16 pesos el kilo, lo que representará un aumento del cien por ciento, un duro golpe a la economía de millones de familias que ya enfrentan (enfrentamos) una fuerte crisis económica.
El siniestro también dañó a miles de productores y trabajadores del norte del país, sobre todo de Sinaloa y Tamaulipas, y aunque se trata de grandes productores tecnificados, el golpe fue fuerte, ellos están ya resembrando para recuperar una parte de los daños.
El gobierno federal ya ha puesto en marcha acciones de apoyo a los productores afectados, sin embargo, el siniestro fue tan fuerte que los apoyos institucionales cubren sólo una mínima parte con todo y las burocracias que se presentan.
Las heladas de Sinaloa, quizás consecuencia del cambio climático en el mundo, deben poner alerta el gobierno federal y los estados sobre la urgente necesidad, por una parte de invertir en la protección al ambiente y por otra, estimular la producción de granos, sobre todo maíz, frijol y trigo, para garantizar la demanda nacional que cada vez es mayor, el país no debe caer en una peligrosa dependencia de granos porque en el mundo hay cada vez menos oferta de granos, los siniestros se repiten en forma constante en otras latitudes del planeta.
México, pese a su acelerado crecimiento demográfico, puede producir todos los granos que necesita e incluso exportar excedentes como lo hizo en otros tiempos, lo que se requiere son mejores políticas públicas al campo, más inversiones y más tecnificación para abatir costos de producción.
El gobierno está en un error al apostarle a las importaciones, en el mundo las cosas no andan tan bien, los países productores aseguran primero su consumo, México tiene que producir sus propios alimentos.
No sabemos lo que ocurra por ejemplo en diez o veinte años, por hablar de un tiempo corto, ni mucho menos dentro de 40 o 50 años, cuando la población de país, de no regularse, rebase los 260 millones de habitantes, la demanda de alimentos y agua será muy elevada.
El fenómeno climático en Sinaloa es el primer aviso de lo que pueda venir, es mejor tomar las previsiones en todo los sentidos. Tenemos por un a parte que revertir los daños al medio ambiente mediante acciones y políticas acertadas y a largo plazo, por otra tenemos que modificar la estructura y políticas educativas para preparar a una nueva generación.
Siempre lo he dicho, el campo debe ser una prioridad para los gobiernos, es el sector que produce los alimentos, hay que arraigar a las familias rurales, hay que modificar la políticas públicas hacia el sector, hay que formar una nueva generación, en general, hay que cambiar de rumbo, modificar el sistema.
Un país organizado y dedicado al trabajo, a la formación de sus ciudadanos, a la investigación, a la cultura, al deporte, al cuidado de sus recursos, a la producción, será un país fuerte, mejor preparado para enfrentar los fenómenos naturales como el ocurrido en los estados del norte.
Un país sumido en el consumismo, el libre mercado, y en el constante daño a sus recursos naturales, tendrá que enfrentar las consecuencias, el siniestro en Sinaloa es una de ellas.
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