PORCINOS

El reto para el país en 2014 es que con las reformas aprobadas el año pasado se reactive el mercado interno, se impulse la producción y abasto, además de que se sustituyan las importaciones. Lo anterior permitirá el fortalecimiento de la economía nacional, pero al mismo tiempo hace necesario un sistema tributario que combata la informalidad y resulte más equitativo.  En una extensa charla con Conexión en Línea-Unión Campesina -que se publicará en 2 entregas- el director de relaciones públicas de Granjas Carroll de México,

Tito Tablada Cortés, explica que con la Reforma Hacendaria el sector pecuario pasará de la exención de impuestos a una carga impositiva del 21 por ciento.

Con todo, dice, existe la confianza de que estas dinámicas fiscales, en particular, deriven en otro tipo de apoyos a la industria, situación que ya se ha visto proyectada con el aumento al doble de los incentivos por instalación de digestores así como al aprovechamiento de metano y generación de energía eléctrica.  

Después de 2013, año que califica como complejo para el sector porcino, Tablada Cortés percibe que este año las perspectivas mejoran a causa de la normalización del flujo de producto en los mercados ruso y chino, así como la proyección de abundantes cosechas de granos en Estados Unidos, Europa, Brasil y Argentina.  

De modo que se esperan bajos precios de la materia prima y, en consecuencia, un precio competitivo para la venta de cerdos.

El año 2013 estuvo marcado por la sobresaturación de carne porcina estadounidense cuyos productores vieron cerradas, en el primer semestre, las fronteras de Rusia y China, por lo que redireccionaron sus baterías a México para paliar la situación.

Un dato resulta trascendente en este escenario: Estados Unidos exporta el 20 por ciento de su producción, es decir 2 millones de toneladas, que es equiparable al total de la producción nacional. Ahí se puede entender la gravedad del asunto.

Mientras aquello ocurría, el precio en el mercado nacional cayó hasta colocarse debajo del costo de producción; así mientras producir un kilo de cerdo en pie necesitaba una inversión de 20 pesos, apenas se comercializaba en 17 pesos.

La situación mejoró para el segundo semestre cuando se reabrieron los mercados internacionales para los norteamericanos y el precio de venta mejoró para cerrar en 26 pesos, lo cual contribuyó a estabilizar las ganancias de la industria.