REPERCUSIONES 

Samuel Maldonado Bautista    

¡Callar y obedecer son las instrucciones giradas por el loco y mordaz  presidente de los Espantados Unidos y, atrás, pero muy atrás  y en el olvido  quedó el recuerdo de La Doctrina Estrada, misma teoría que fue uno de los orgullos diplomáticos  con los que se significaba nuestro  país, no solamente en el Sur vecino, sino en gran parte de la América  a Latina, conquistada por España. 

 

Él, obediente en todo siendo el número uno en su casa, hizo sus genuflexiones ante el segundo representante del poderoso vecino norteño,  mismo que lo visitaba para darle las instrucciones giradas por órdenes del poderoso millonario, representante del Poder Ejecutivo en su tierra, que consistieron en parar la marcha proveniente de del Sur de esta América, ennegreciendo así el prestigio de nuestro México, pues en lugar de la fraternidad conocida internacionalmente y siguiendo las instrucciones recibidas, ordenó se enviara a un agrupamiento de policías a la frontera sureña y, tal como lo  hizo en Atenco, los policías, ya en los limites territoriales, golpearon y detuvieron a quienes, desprotegidos y débiles, en ese peregrinaje casi religioso, intentan llegar hasta  la frontera con los Espantados Unidos.

Más rápido que una liebre, el huésped de Los Pinos, cumplió las ordenes recibidas y  gira a su vez sus instrucciones a la policía, para que lleguen hasta la rivera del Suchiate, anchuroso río  que divide el ancestral territorio Maya, y por esas bad instructions recibidas en Los Pinos, las fuerzas policiales arremetieron contra la caravana de varios cientos o miles de peregrinos que, prácticamente cansados y sin comer,  son atacados por los “supuestos guardianes nacionales del orden”.

El hincarse por primera vez ante el poderoso  rompiendo así la regla de “hincaos ante Dios, no lo hagáis ante el poderoso” pudiera haber sido perdonado de no ser por su elección deshonesta, pero por segunda o no se cuántas veces más, es prácticamente lamentable tener un Ejecutivo que debiera haber continuado con esa Doctrina heredada. Por fortuna para los mexicanos, la cuenta  es decreciente y ya pronto saldrá de dónde nunca debió haber llegado. 

Mientras los peregrinos hondureños hacen su larga caminata, no por gusto; no por  cumplir un rito religioso,  tampoco lo hacen por el ejercicio físico mismo, lo realizan  obligados por las graves circunstancias económicas, políticas y sociales que prevalecen en casi todos nuestros países. La miseria es una de las enormes razones, la segunda es la búsqueda de sus familiares que están desaparecidos por los malos gobiernos que padecen, no solamente en Honduras, sino en la mayor parte de los países de América del Sur, incluido nuestro México, que está lleno de la rapacidad de las actuales y anteriores autoridades y que  nunca se cansan de saquear las riqueza nacional.

La pobreza, la miseria y la marginación hacen poner “alas en los pies” a tantos viejos (hombres y mujeres) como de los jóvenes y de muchos niños, que van guiados y cuidados por sus padres, arriesgando la vida,  tanto de la naciente generación como la de los viejos y los jóvenes.

Esa miseria prevaleciente en más de la mitad del Continente Americano, no es porque la gente no quiera trabajar, no es porque sean  “güevónes, ni flojos, ni boludos (con sus excepciones, como lo marca la regla), sino por la explotación irracional que los poderosos han realizado prácticamente desde la conquista española.

De España vinieron para “Hacer la América”, para “Hacer la Patria”, como decían los conquistadores. Es decir, llegaron a “saquear las riquezas de los habitantes del nuevo continente” para luego regresar al viejo, con las bolsas llenas de  oro, plata y las joyas de los oriundos del continente desconocido.