REPERCUSIONES
Por: Inge. Samuel Maldonado Bautista
MORELIA MICH.-De los diez últimos ex presidentes de la República Mexicana, desde mi punto de vista, resaltan por sus fechorías, indiferencia y malicia, Carlos Salinas de Gortari, por apatía o desinterés, tal vez lo sea Ernesto Zedillo Ponce de León y, por sus babosadas o estupideces, indudablemente que quien se lleva la medalla de oro es Enrique Peña Nieto.
Gustavo Díaz Ordaz (1964 – 1970) resaltó por su mano dura, pues fue el autor de la matanza de varios estudiantes en el año de 1968, sexenio que no se olvidara nunca por la mano de hierro que tenía Gustavo Díaz.
Siguió a este asesino, originario de San Andrés Chalchicomula, el Lic. Luis Echeverría Álvarez, quien tomó posesión del Palacio Nacional el primero de Diciembre de 1970, Presidente a quien tuve la idiotez de recordarle lo que le había sucedido en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, siendo yo Super Intendente de una Turbina Generadora de Energía, trabajador de la Comisión Federal de Electricidad, en Salamanca, Gto., y encargado de la operación y mantenimiento de una pequeña planta Generadora de Electricidad (Turbogas), que el Presidente visitaba para conocer los avances de la termoeléctrica y de paso, ver la operación de la Turbina de Gas.
Ya en camino para salir de la central de energía de Salamanca, Gto., lo intercepté solamente para reclamarle lo que había sucedido un día antes en la Universidad Michoacana. de San Nicolás. La camioneta (de color blanco) se detuvo y el abrió la puerta de la camioneta y puso un pie en el piso. El Presidente Luis Echeverría, me escuchó con atención y al término de mi reclamo, solamente me preguntó mi nombre, de dónde era y que hacía en la Termoeléctrica. Le di mis datos y al despedirse lo hizo fraternalmente, al menos así lo sentí.
Siendo Presidente Municipal de Morelia, el gobernador del Estado me hizo una cordial invitación para asistir a una reunión en Palacio de Gobierno con el Lic. Carlos Salinas de Gortari. Le respondí mi agradecimiento por la invitación pero le indiqué que no asistiría, para evitar tener un contratiempo con Carlos Salinas. Le indiqué al Gobernador que era mejor que yo no estuviera, porque de asistir y me cuestionara el Presidente, conociéndome, probablemente le contestaría inadecua- damente.
Situado yo a la izquierda del Presidente, dio lectura a una serie de obras que se realizarían en Morelia, Capital y al termino de la lectura, me pregunto si estaba satisfecho. Le agradecí su atención, pero le indiqué que Morelia no necesitaba esa ayuda, puesto que había otras necesidades mucho más urgentes. ¡Como si mi respuesta fuera positiva, tomo asiento¡.
En esa ocasión, el Gobernador, me invitó cordialmente que asistiera a la comida ofrecida al primer mandatario del País. Su amable invitación me obligó prácticamente a asistir.
Ya durante la comida, quien fuese funcionario importante en el Gobierno del Estado, durante la comida le preguntó a Salinas de Gortari, que haría a quienes (en otras palabras) no atendieran las órdenes del mismo.
Su respuesta fue sencilla y contundente: mirándome de frente y asiendo con la mano como si fuera pistola, me señaló e indicó:
- ¡El que no entienda, pum, pum, pum…
¡Así se las gastaba Carlos Salinas de Gortari quien desde niño, junto con su hermano, habían matado a una niña con el disparo de un riffle.
SALUDOS